CAPÍTULO 49 - LA ESPADA DEL CABALLERO (3ª PARTE)

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Arturo alzando un poco las sabanas y con un rápido movimiento, se puso sobre Camilo, apoyando sus manos a cada lado de la cara del chico, acercando su cara hasta que sus narices se tocaban.

—¿Qué es lo que quieres?

Camilo sintió el aliento de Arturo en su boca, notaba el peso se su cuerpo, comenzaba a excitarse, sus mejillas enrojecían, su corazón empezaba a latir fuerte.

—Ya sabes lo que quiero —dijo de forma algo tímida y abriendo las piernas para que el cuerpo de Arturo se acoplase mejor.

Sin despegar sus narices, Arturo sonrió.

—¿Estas seguro? Una vez que empiece no voy a parar.

—Estoy seguro.

Justo al acabar la frase sus labios se entrelazaron en un profundo beso, un beso que hizo que los brazos del Madrigal se elevasen y rodeasen el cuello de Aturo pegándole mucho mas a él. En un punto, la boca de Camilo se abrió y dejó paso a la lengua de Arturo que se introdujo en su boca y peleó con su propia lengua mientras su saliva las recubría. El beso se fue tornando mas pasional a cada segundo, las manos de Arturo comenzaron a bajar por el cuerpo de Camilo hasta llegar a su cadera, introdujo las manos dentro de su pijama y subiéndolas por su piel y juntándolas en su pecho, de un tirón abrió la parte de arriba del pijama del Madrigal haciendo saltar algunos botones.

Una vez descubierto su pecho, la boca de Arturo se despegó de la de su contrario y besando su cuello comenzó a bajar hasta llegar a su pecho donde comenzó a pasar la lengua por sus pezones. Camilo en cuanto notó la boca del chico en su cuello comenzó a gemir.

Ante eso, Arturo se incorporó y con gran habilidad y sensualidad se quitó su parte de arriba del pijama dejando su torso completamente al descubierto y tras lanzar la ropa a un lado de la habitación, volvió a bajar su cara esta vez para ir dando besos en el cuerpo de Camilo desde su pecho hasta su ombligo. Camilo le tenia sujeta la cabeza, le agarraba los rizos, mientras con la otra mano tapaba su boca para que los gemidos no fuesen tan sonoros.

Arturo al ver eso volvió a ponerse encima de él y le agarró de la mano que tapaba su boca para apartársela.

—Quiero oírte gemir —se notaba la excitación en su voz. Al decir esa frase, apretó su entrepierna con la de Camilo, lo que hizo que el chico soltase un gemido al que Arturo respondió dándole un beso.

Camilo estaba sobreexcitado, como pudo, agarró a Arturo de los hombros y haciendo fuerzas lo apartó tumbándolo boca arriba y poniéndose, ahora él encima.

—No sabía que te gustaba jugar —dijo Arturo con voz sensual y picara.

—No sabes todo de mi —Camilo bajó la mirada hasta la entrepierna del chico y agarrando el bulto lo miró. —¿Esto es para mí?

—Todo tuyo.

Camilo bajó el pantalón hasta quitárselo y lo lanzó a la habitación dejando al chico con solo la ropa interior con una erección muy imponente, que lo sorprendió por su volumen. Lo miró y Arturo le lanzó una mirada incitándole a destapar el regalo.

Camilo agarró la ropa interior y comenzó a bajarla poco a poco, Arturo se puso con las manos detrás de la cabeza y disfrutó de las vistas. Finalmente, Camilo liberó el miembro de Arturo y no pudo evitar abrir la boca al verlo, en tamaño superaba al suyo y con bastante diferencia, incluso, posiblemente al de Bruno también, si acaso era comparable con el de Mariano.

—Dios santo —dijo Camilo al tomarlo y ver que con una mano no llegaba a poder agárralo completamente.

Volvió a mirar a Arturo que sonreía y con un gesto con la cabeza se lo ofrecía. Camilo rio y miró aquel miembro nuevamente, comenzó a masturbarlo de forma lenta, quería verlo en todo su esplendor. Notó que el chico de piel oscura soltaba ruiditos de gusto, pequeñas bocanadas de aire y resoplidos.

El Camaleón que Bailaba sobre Arenas Movedizas (Camilo x Bruno) (Brumilo)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora