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Me quedé en silencio sin poder oír y ver alguna posible ayuda para girarme estando rostro a rostro con Jungwon.

— ¿Estás llorando? — preguntó Jungwon quien pasaba su mano por la mejilla de Tn.

— estabas muerto... — Susurré con temblor.

Jungwon hizo mi cabello a un lado dejando a su disposición mi cuello.

— Lo estaba.

En aquellos cortos segundos, la jeringa quedó clavada en mi cuello provocando debilitación en mis piernas y no poder pensar con razón.

Estoy drogada.

Caí al suelo observando como Siwoo se agachaba con desesperación hasta tener que cerrar inconscientemente los ojos.

.

Abrí mis ojos para acomodar mi cabello un poco descompuesta y me senté en la cama viendo que no estaba en el hotel, ni en la función de la ópera...

Miré a la ventana notando que ahora ya era de noche y caminé hacia la puerta de la habitación intentando abrir con desesperación.

— está cerrado.

Solté el picaporte y me gire por completo viendo la figura de Jungwon en el sofá.

— Si esto es una especie de broma, no me da gracia. — contesté asustada.

— ¿Desde cuándo me gustan las bromas? — preguntó alejandose del oscuro rincón de la habitación.

Retrocedí unos pasos entrando en duda y para ser acorralada contra uno de los muebles de la habitación.

— ¿No dirás nada? — preguntó molesto empezando a apretar el cabello con fuerza.

— ¡Suéltame! — grité.

Cerré uno de mis ojos por el dolor para tomar el jarrón de cerámica que había en aquel mueble y golpear la cabeza de Jungwon haciéndolo pedazos.

Se alejó apenas y caí al suelo por su bofetada en mi mejilla.

— ¡Mira lo que hiciste! — alzó la voz apretando su cabeza la cual sangraba.

Me alejé de el impactada por lo diferente que era... Ni siquiera me había dado tiempo para preguntarle lo que pasó, porque fingió su muerte, porque ahora es una persona alta mente conocida en la sociedad de la riqueza y porque habían hombres con armas sirviendo a Jungwon como si fuese un jefe.

— agh.... ahh...

Jungwon alejó su mano de su cabeza y miró con lentitud la sangre de ésta, era un pequeño corte, no era gran cosa...

— Ya verás. — Susurró antes de dejar la habitación.

Me tomó unos segundos poder levantarme por el miedo que invadía mi cuerpo y comencé a revisar los cajones viendo puras prendas de ropa, en el baño no había espejo o algo que se pusiera romper con facilidad y no había nada que sirviera para escaparme.

— a excepción de las ventanas. — Murmuré.

Guardé un pedazo del jarrón en la funda de mi almohada escondiéndola y luego con los pedazos más pesados y grandes del jarrón comencé a golpear el vidrio.

— ¡Agh, vamos! — grité esforzándome.

El filo solo rayaba el vidrio de una manera leve y casi invisible...

Yo no había hecho nada, Siwoo menos.

Lo único que queríamos era ver la ópera y luego aceptar su invitación por simple educación...

Caí al suelo rendida y apoyé mi cabeza en la ventana viendo el enorme jardín de ésta casa.

Sus plantas eran largas y estaban bien podadas, el césped estaba completamente limpio, sin una sola hoja.
Las fuentes de agua eran blancas y el agua cristalina cómo si se tratara de una cascada 100% filtrada, habían hombres portando armas y algunos caminaban hablando entre ellos.

¿Cuántos pisos tenía ésta casa?

A mí parecer tenía tres, creería que me encuentro en el segundo piso.

Seguí viendo hasta pasar los minutos y oír la puerta ser abierta dejando ver cómo entraba un hombre joven de unos 25 años y una mujer de sirviente.

— Señorita Tn. — contestó el hombre. — Soy Xu, seré el encargado de enseñarle las reglas principales que a propuesto el Joven Yang.

— ¿Reglas? — pregunté en un susurro.

Aquel chico ladeó su cabeza a un costado indicándome que debía salir de casa para poder enseñarme aquellas reglas.

𝑁𝑜𝑡 𝑓𝑜𝑟 𝑠𝑎𝑙𝑒 | YJ & TN | Donde viven las historias. Descúbrelo ahora