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— es broma, jaja. — ríe con falsedad

Miré como ellos hablaban tratando de poner inconscientemente quien tenía más terrenos y es más poderoso.

Es ridículo ver eso.

Caminé hacia el jardín viendo a ciertos guardias caminar por lo que simplemente disimulé buscando alguna salida.

Observé como algunos hombres de seguridad comenzaban a hablar a través de su micrófono y otros corrían preparando sus armas.

Me agaché para abrir los arbusto con mis manos y alejarme lo más rápido que podía al ver una granada ser tirada hacia donde estaba, lamentablemente no logré alejarme tanto que el impacto golpeó mi cuerpo y me tiró a la piscina.

Estuve unos segundos hasta reaccionar y salir oyendo disparos aproximarse.

— ven conmigo. — contestó un hombre tomando el brazo de Tn.

— suéltame! — grité intentando safarme.

Una bala atravesó el cráneo de ese hombre y me quedé en mi lugar completamente tiesa al haber sentido su sangre ser salpicada en mi rostro.

Jungwon tomó mi brazo y caminó con rapidez para ver cómo bajaba una rama de metal abriéndose una puerta camuflada en el suelo que llevaba hacia unas escaleras.

Dude por unos segundos en si bajar pero lo hice, apenas toqué el lugar las luces se prendieron dejando ver un pasillo iluminado que parecía no terminar más...
Jungwon bajó después de mi y me dió un leve empujón tratando de que comenzará a caminar.

¿Siwoo está muerto? — pregunté.

— camina.

— te pregunté algo. — contesté dándome la vuelta.

Al ver su rostro noté como fruncía el seño al estar molesto por mis preguntas y al aguantar el dolor de la herida de su abdomen.

Estaba sangrando pero el no se hacía presión.

Seguí caminando en silencio para salir notando que a nuestro alrededor nos estaban esperando más hombres de Jungwon.

— señor Yang, está herido.

— No importa, dime qué opciones tengo. — contestó metiéndose al auto.

Jungwon se sentó a mi lado y se quedó en silencio mientras cerraba sus ojos aguantando el dolor.

Tenemos Corea, Alemania o... Japón.

¿Corea? Tengo que hacer que elija Corea.

— Corea. — murmure.

— Me gusta Japón, además necesito saldar unas deudas. — respondió.

Mierda.

.    .    .

Justo cuando creí que Jungwon podría curar sus heridas y tomarse un descanso para poder escaparme es todo lo contrario.

Pocas horas pasaron que Jungwon ya estaba como si jamás hubiera sido disparado y disfrutando en el salón del primer piso de una buena fiesta en la piscina con sus socios japoneses.

Por otra parte, tenía hambre...

Quería comer lo más mínimo que había, después de todo, no he comido desde que Jungwon me tiró el puré de frutas.
Bajé de las escaleras ignorando a ciertas personas que caminaban echándome una pequeña mirada de confusión, interés o molestia.

Algunas mujeres llevaban pequeños antifaces para cubrir su identidad hacia los hombres, tal vez porque eran casadas o simplemente porque no querían revelarlos hasta el momento de entrar a una habitación en privado.

Son mujeres que ha comprado Jungwon.

Subí nuevamente y me coloque prendas de ropa que intentaran camuflarse con el ambiente de la fiesta.
Bajé sacando el antifaz que tenía un hombre en la mesada de tragos y oculte mi rostro saliendo la jardín.

Miré con lentitud cada esquina del lugar hasta que mis ojos se encontraron con los de Jungwon quien su mirada estaba pegada hacia a mi.

Jungwon estaba en un jacuzzi y a sus costados tenía a tres mujeres que hablaban con el, acariciaban sus brazos pero siempre manteniendo la distancia ya que no me sorprendería que él las matara por cualquier error estúpido.

En su cuerpo habían tatuajes que no lograba ver bien, su cabello ahora era completamente oscuro, sus ojos habían dejado de brillar hace tiempo y las gotas del sudor y la humedad del jacuzzi caían de su cuello deslizándose hasta su pecho además que su cabello estuviera mojado y despeinado.

Mi yo enamorada ya estaría rendida a sus pies...
Pero eso cambió hace mucho tiempo.

𝑁𝑜𝑡 𝑓𝑜𝑟 𝑠𝑎𝑙𝑒 | YJ & TN | Donde viven las historias. Descúbrelo ahora