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Pasaron las horas hasta el punto de dar un amanecer bonito luego de la tranquila lluvia.

Me senté tapando mi cuerpo con las sábanas para buscar a Matteo y no encontrarlo.

Suspiré hondo y tomé mis prendas a medida que recordaba mis acciones de anoche, no me había preocupado en pensar un poco en mi dignidad que ahora ya no estaba.

Me tomé mi tiempo para vestirme y comenzar a caminar por la casa mientras gritaba su nombre.

— ¡Matteo! — grité.

Nada.

Aburrida y sin saber que hacer... Decidí explorar las habitaciones de aquella casa ubicada en la mitad de un extenso bosque.

Llegué a una habitación que parecía más bien como un ático por tantas cajas guardadas por lo que fui abriendo una por una hasta encontrar en una caja antigua fotografías de Jungwon y su padre adoptivo.

En algunas de esas fotografías aparecía un niño con grandes similitudes hacia Matteo.

En otras Jungwon y matteo se abrazaban, jugaban entre si y además, había una carpeta de salud, notas escolares y su progreso a través de los años.

Matteo y Jungwon fueron a un ejército de elite juntos llegando a convertirse en mercenarios por un año completo debido al padre adoptivo Heish...

Las notas escolares reflejaban el buen desempeño de Matteo a comparación de Jungwon quien era un desastre completo.

— Matteo Napoli Yang.

Supongo que el Napoli es por el apellido de Heish.

Dejé las cosas en la caja por miedo de que Matteo pudiera encontrarme y salí de aquella habitación para dirigirme hacia el jardín y sentarme en el césped.

— Jungwon tiene un hermano adoptivo y jamás me dijo nada... Nunca me dijo nada. — Susurré con cierta decepción.

Empecé a oír pequeñas risas por lo que me levanté del jardín y me dirigí a un pequeño camino que a sus costados habían extensos y largos arbustos que no parecían terminar.

Caminé siguiendo la voz para luego quedarme en silencio al ver cómo matteo llevaba una nena en su cuello junto con otra mujer.

¿Tiene una familia?

Me le acerqué para ver cómo bajaba a la nena y carraspeaba su garganta.

— Veo que te despertaste.

— Si, lo hice. — contesté.

— Te presento a Yuri — señaló a la mujer — es casi mi hermana y — señala a la nena — Eunji, mi sobrina.

¿Oh... Cuántos hermanos tenía?

— no sabía que tenías una hermana.

— no es mi hermana, digo... No compartimos sangre o algún documento adoptivo — ríe — solo nos conocemos desde que tengo memoria.

La chica asintió con una pequeña sonrisa.

Observé a Matteo quién siguió de largo para suspirar hondo y acercarme a decirle algo.

— Quiero ver a mi familia. — contesté.

— ¿Ahora? Es peligroso si Jungwon te encuentra.

— No me encontrará. — aclaré segura.

— No es seguro.

— Porfavor.

— No.

— Matteo, dijiste que podría verlos.

— No y punto.

Matteo dejó de mirarme y caminó hacia la casa junto con sus invitadas...
Bajé la mirada sintiendome agobiada al saber que no podría saludar a mi familia al menos que Jungwon dejara de dar señales de vida.

Suspiré hondo y comencé a rodear cada esquina del jardín con la esperanza de hallar una pequeña salida hasta conseguirla entre pequeñas ramas.

Salí del lugar y comencé a correr lejos del lugar cayendo al tropezar por una roca.

Caí durante largos segundos para quedar tendida en el suelo y observar lentamente como alguien se iba acercando.

Pero mis ojos no lograban verlo...

Poco a poco se cerraban hasta no ver más.

𝑁𝑜𝑡 𝑓𝑜𝑟 𝑠𝑎𝑙𝑒 | YJ & TN | Donde viven las historias. Descúbrelo ahora