Capítulo 95

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Narra Gabriel

El viaje a Mendoza fue eterno, no pude dormir en ningún momento por pensar en todo lo que me esperaba al pisar mi tierra natal. Por suerte contaba con Alelí, quien no dudó ni un segundo en dejar todas sus cosas y acompañarme, demostrando una vez más que soy muy afortunado de tenerla en mi vida. Quisiera poder decir lo mismo de mi madre, pero solo me demostró que el poder y la plata, la cambiaron por completo. 

_¿Cómo estas?-No sé en que momento mi novia se despertó y me habló, mientras acariciaba mi mejilla. 

_Con miedo.-Suspiré.-Tengo miedo de encontrarme con cosas que no quiero. 

_Te entiendo, pero pase lo que pase, yo estoy con vos y no me pienso despegar ni un segundo de tu lado.

_Lo sé, y te juro que con vos a mi lado todo pesa menos. Gracias.

_Te amo y siempre voy a estar con vos.-Me besó. 

_¡TERMINAL DE SAN RAFAEL!-Gritó el guía y automáticamente nos paramos.

Una vez que bajamos, tomamos nuestras valijas y partimos hacia la salida de la terminal. Allí nos esperaba Joaquín, mi hermano mayor. Reconocerlo no fue fácil, pasaron años desde que no lo veía y estaba muy cambiado. Su rostro estaba muy delgado, pálido y con muchas ojeras. Supuse que con todo esto de mi papá, no tenía tiempo de comer ni de descansar como corresponde. 

_¡Joaco!-Lo abracé

_¡MONITO!-Me correspondió el saludo.-¡Que cambiado estas!-Dijo despeinando mi cabellera como siempre solía hacerlo. 

_Te presento, ella es Alelí, mi novia.

_¿Novia?-Rió.-Miralo, al que decía que jamás iba a tener novia. Un gusto, Alelí.-La saludó.

_¿Y papá?-Pregunté, temiendo por su respuesta.

_Esta internado, pero los médicos nos pidieron que hoy estemos todos cuando nos den el parte del día. 

_Bueno, vamos entonces.

_No Gaby, ustedes vayan a casa a descansar y yo cualquier cosa te aviso. El viaje fue largo y tanto vos como tu novia necesitan dormir.

_No, yo quiero ir a verlo, Ya demasiado tiempo lejos de ustedes estuve como para ahora irme a dormir.

_Sos cabeza dura eh.-Bufó.-¿Vos Alelí queres irte a dormir?

_No, yo voy con ustedes. 

_Esta bien, pero vamos a pasar por casa para que dejen sus valijas y de paso desayunen algo porque no pueden andar sin comer también, ¿Estamos?-Asentimos.-Vamos.

Por suerte casa quedaba muy cerca de la terminal, o al menos así la recordaba. Pero llegar me impresionó ver lo arruinada que estaba aquel lugar donde crecí. Sus paredes estaban siendo tomadas por la humedad, la pintura estaba descascarada y en las esquinas del techo había telarañas. 

_¿Qué pasó que está tan abandonado todo?-Pregunté.

_No todos tenemos el privilegio de vivir en una mansión, mono. Y a veces ni llegamos a tener para comer.-Dijo y tragué en seco y pude notar la incomodidad de Alelí.

Por dentro la casa estaba un poco mejor, pero no mucho. Las paredes estaban con humedad,  algunas puertas ya no estaban y había muchísimo aroma a encierro, y ni hablar del polvo que invadía a  todos los muebles. 

_Joaco, ¿Que pasó acá?-Pregunté.

_Pasa que acá todos trabajamos, no tenemos empleadas y no tenemos tiempo de limpiar. Mucho menos ahora 

Lejos del sol 2: RenacerDonde viven las historias. Descúbrelo ahora