65. LA CIUDAD DEL AMOR.

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SANEM:
Estoy realmente cansada, mis piernas se sienten cargadas, debe ser por la caminata de ayer pero aún así siento un peso en ellas mientras duermo, cuando abro los ojos entiendo el motivo. Can reposa su cabeza en mis muslos y con sus brazos tiene mis piernas agarradas, no me puedo mover. Aunque no quiera despertarlo necesito estirarme.

Mi lucha hace que Can abra los ojos y me mire algo serio.
-Sanem: Lo siento pero me tienes retenida y me duelen más piernas. Necesito moverme.
-Can: ¡Menuda nochecita me has dado!

Dice soltándome y estirándose.
-Sanem: ¿Yo? ¿Por qué? ¿Qué he hecho?
-Can: Te has movido como nunca, me has dado patadas, quitado la sábana, tuve que atrapar tus piernas y sólo así me has dejado dormir. Estoy agotado.

Can se incorpora y pone la almohada detrás de su espalda para estar más cómodo.
-Sanem: ¿Bromeas?
-Can: No bromeo, es totalmente cierto.
-Sanem: Lo siento amor, seguramente ha sido por el cansancio y hoy no es que esté mucho mejor, me duelen las piernas, necesito darme una ducha y tomarme un buen café.
-Can: ¡Que sean dos cafés, por favor!
-Sanem: ¡Oh, aşkım! Siento haberte molestado... ¿Por qué no me despertaste?
-Can: ¿Cómo te iba a despertar?

Me encojo de hombros y me levanto de la cama. Can se pone de pie y me besa la frente.
-Can: ¿No me das los buenos días?

Pongo pucheros, me siento mal por no haberlo dejado descansar.
-Can: Es a tí, Sanem.

Dice moviendo la mano delante de mí cara para que le preste atención.
-Sanem: Buenos días, amor.

Acaricio su barba y juego con ella mientras lo miro a los ojos.
-Sanem: ¿Perdonas a tu mujer por haberte hecho pasar una mala noche?
-Can: Mmmm... Si me invitas a un buen desayuno me lo pensaré.
-Sanem: ¿Qué hay que pensar?
-Can: Si él desayuno es mejor que la cena de anoche te perdonaré.
-Sanem: Creo que eso no va a ser nada complicado. Superar la cena será pan comido.

Me meto rápido en el baño para no perder el tiempo, me ducho, me hago dos trenzas, me maquillo y me visto, espero que Can se duche y se prepare, cogemos una mochila con nuestras cosas imprescindibles y salimos a buscar un lugar donde comer algo. Esta vez sí que hemos acertado y hemos disfrutado de un desayuno completo y riquísimo. Estos holandeses son especialistas en mantequillas, embutidos, carnes... Todo ha estado muy muy bueno.

Nuestra siguiente parada es en el mercado de las flores, aunque la jardinería y botánica se me dan pésimamente hemos comprado semillas de tulipán, quizá podamos intentar plantarlas en nuestro jardín. Me llena de ilusión llevarnos un recuerdo tan significativo a casa. Las flores me encantan, le dan vida a todo.

A pesar de que mis piernas necesitan un respiro hemos decidido alquilar unas bicicletas, me trasporta a mi infancia y a la vez me parece algo muy romántico.

Es primavera y los tulipanes están radiantes, los colores vivos llaman muchísimo la atención, están por todos lados. Finalmente hemos decidido no alquilar un coche y la vuelta después de visitar el museo de Van Gogh la hemos hecho en autobús, hacer cosas que no hacemos en Turquía tienen tu toque. Sobretodo para Can, aunque tiene su coche y no depende del transporte público, en el caso de que un día quisiera o necesitara usarlo sería una locura, me imagino la revolución que se formaría si mi marido estuviese en un autobús en pleno Estambul. Sería algo imposible.

Durante el día visitamos lugares como la casa de Anne Frank y el Rijksmuseum, ambos museos han sido de lo más interesantes sobre todo por la historia que guardan detrás. Se me ha puesto la piel de gallina a medida que el guía nos iba contando un poco de la historia.

El Amor Todo Locura.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora