48. PASE LO QUE PASE.

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Todo me cuadra, todo, incluso la posibilidad de que haya mentido sobre nosotros, el aire no pasa por mi pecho y siento que me estoy asfixando, Sanem se quita el cinturón de seguridad y se pasa a mi asiento poniéndose a horcajadas sobre mí para desabrochar los botones de mi camisa con tanta prisa que ha arrancado alguno y lo ha hecho volar.
-Sanem: Respira, por favor.

Cierro los ojos y recuesto mi cabeza sobre la cabecera del asiento.
-Sanem: Eso es Can, respira.

Pasa sus dos manos por mi pecho y respira conmigo para que yo la siga. Escucho como al cabo de unos segundos se abre mi puerta y como Sanem sale para luego volver a sentarse en su asiento, cuando lo hace toma mi mano izquierda y me acaricia hasta que poco a poco puedo respirar con normalidad.
-Can: Voy a matarlo Sanem, juro que lo voy a matar con mis propias manos.
-Sanem: Mi amor, cálmate, estás muy alterado.
-Can: ¿Que me calme? ¿Cómo coño quieres que me calme?

SANEM:
El grito que ha dado Can me ha hecho saltar del asiento del coche y se ha ido directamente a mi corazón. Jamás lo he visto así, lo que nos hizo Meltem al lado de esto es una minucia y ya es decir bastante porque nos dejó muy afectados.
-Can: Es injusto que me pidas que me calme, mi mánager y el que se suponía que era mi amigo me ha traicionado.

Can se hace hacia adelante y comienza a darle puñetazos a la guantera. Cierro mis ojos con fuerza, ni puedo ni quiero verlo así. Cada golpe es una lágrima que sale de mis ojos y baja por mis mejillas. Se está pasando, va a hacerse daño, abro mis ojos y pongo mi brazo en medio, sé que sólo le hará parar.
-Sanem: ¡Basta Can!
-Can: Déjame por favor.

Cuando lo miro a los ojos él también está llorando.
-Sanem: No me pidas que te deje, te vas a destrozar la mano.

Digo tocando por encima de sus nudillos.
-Sanem: No te hagas más daño. Vayamos a casa, vayamos a casa y hablemos.

Sin siquiera darle la oportunidad de responder pongo todos los seguros automáticos de las puertas y arranco a toda prisa para poner rumbo a casa. Can protesta y se deja caer de nuevo hacia atrás, esta vez tapando su cara con su antebrazo. Temblando manejo el volante y la palanca de cambios como mejor puedo. Al llegar a nuestra calle los dos nos bajamos del coche y cuando vamos a entrar por el portal le doy la mano, la de él está helada por los nervios.

Justo al atravesar la puerta Can se quita sus botas, su abrigo, su jersey y se va directamente a la terraza. Yo voy tras él.
-Can: Necesito estar sólo...
-Sanem: Si no quieres hablar ahora no lo haremos pero no te voy a dejar solo, ni ahora ni nunca.

Can deja caer su cuerpo sobre una de las tumbonas y vuelve a tapar la cara con su brazo, noto como su pecho se expande y se contrae a un ritmo demasiado rápido, sin duda está experimentando una crisis de ansiedad. No ha sido nada fácil escuchar todas esas cosas que nos ha contado Hazal y si para mí no lo ha sido no me imagino qué puede estar sintiendo Can.

No aguanta mucho en esa posición, Can se levanta y busca desesperadamente un cigarrillo, no contento con haberse fumado dos entra en casa con la intención de servirse un whisky pero trato de convencerlo que no lo haga, me da miedo que el momento de ansiedad se agrave por haber ingerido alcohol y además son apenas las 12 de la mañana...
-Can: Voy a buscarlo Sanem, no puedo quedarme así, no puedo de verdad. Voy a reventarlo.
-Sanem: Can, si lo buscas vas a perder los papeles, vas a actuar de una forma irracional, sé que es difícil pero tratemos de pensar en algo. ¿Te fías de esa periodista al cien por cien?
-Can: Ha dicho tantas cosas que es imposible no fiarme... No creo que haya dicho todo eso para simplemente fastidiarme, hay muchas cosas que me cuadran y viendo el comportamiento de Umut durante todo este tiempo todo tiene sentido. Hijo de puta, todo esto ha sido por dinero, la puta avaricia ha podido con él.

El Amor Todo Locura.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora