134. SANEM Y CAN.

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CAN:
Desde el principio de la relación Sanem y yo hemos viajado juntos ya sea por nuestro país o fuera de él, a ambos no apasiona. Puedo asegurar que ningún viaje ha sido menos especial que el anterior, todos han tenído su magia, pero éste especialmente he querido que fuera para su total disfrute en todos los sentidos. He querido complacerla, compartir con ella momentos de pareja pero también le he dado su espacio para que pudiera estar y disfrutar con Vittoria. Lo más probable es que a la vuelta de estas vacaciones Sanem tenga que dedicar más tiempo al proyecto del libro por eso quiero que vuelva a Italia cargada de energía y buenas sensaciones para que esté totalmente motivada.

Los turistas se agolpan al rededor de la escultura dórica. Da igual que hayan andamios y verjas protectoras de obras, eso no hace el lugar menos atractivo. Tras ver el Partenón nos movemos hasta donde se situaba el santuario de Artemisa Braubonia, la diosa griega de la caza está asociada con el símbolo del arco y la flecha. Aunque también a la luna, el desierto, la castidad... Sin embargo, en Braurón, Artemisa era adorada principalmente por mujeres en relación con la fertilidad y el parto.
-Sanem: Una vez escuché una historia preciosa sobre la bella Diosa Artemisa.

Dice mi mujer mientras caminamos hacia el museo arqueológico.
-Can: ¿Era muy bella?
-Sanem: La historia dice que sí.
-Can: ¿Pero más bella que tú?

Sanem se ríe y me pellizca para que le deje hablar. Emir está conmigo en la mochila, Vittoria y Nicolás unos cuantos metros más delantados que nosotros.
-Can: Anda, cuéntanos la historia, sé que lo estás deseando.

Mi mujer se moja los labios con su lengua y me da la mano entrelazando sus dedos con los míos.
-Sanem: Artemisa era famosa por su gran habilidad con el arco.
-Can: ¿Una mujer arquera? Vaya...
-Sanem: Se enamoró de Orión que era un cazador muy fuerte.
-Can: ¿Orión no es una constelación?
-Sanem: Exactamente, y ya que lo mencionas es mi constelación favorita. ¿Puedo seguir?
-Can: Disculpe, señora, siga su relato.

Dejo bromas e interrupciones a un lado para escuchar su historia lo más serio posible.
-Sanem: El hemano de Orión no soportaba verlos juntos y felices porque tenía mucha envidia. Lo odiaba en secreto y preparó una trampa para Artemisa, la forzó a participar en una competición. Ella tuvo que disparar una flecha en un punto sobre el mar, bueno, aparentemente era un punto pero en realidad era Orión quién entró al mar, para descansar se acostó de espaldas sobre el agua y miró al cielo pero Artemisa no se dió cuenta de eso. Disparó desde un arco directamente en el corazón de su amado.

Sanem se mete tanto en el papel, transmite tanto contando historias que incluso puedo separar su voz del gentío que hay a nuestro alrededor.
-Sanem: Orión estaba muy herido... Murió. Artemisa para perpetuar su amor llamó a la constelación con el nombre de Orión.
-Can: Qué historia más triste... ¿Sabrías diferenciar a Orión del resto de estrellas?
-Sanem: ¡Claro! Si esta noche el cielo está despejado lo haremos, se puede ver desde cualquier parte de la tierra, es la constelación más brillante de todas.

Seguimos el camino hasta llegar al museo arqueológico. No sólo está la estatua de Artemisa con las flechas preparadas en su espalda para cazar y un ciervo a su izquierda, el museo aguarda la famosa Esfinge de Príapo, Dios fálico y de la fertilidad, el museo también es hogar de las primeras excavaciones de cementerios de Gladiadores con sus regímenes de entrenamiento, armas y peligros ocupacionales. Tanto a Sanem como a mí nos encanta la historia y poder ver y conocer esto en persona es muy satisfactorio.

Vittoria se encuentra cansada, hemos decidido parar antes de tiempo para almorzar. Nicolás nos ha llevado hasta una taberna griega a comer Spanokopita, una deliciosa pasta fresca rellena de espinacas. El lugar se llama Rosalía y nos han acomodado en un precioso patio interior lleno de vegetación. El frescor que proporcionan las plantas es de agradecer, estamos en pleno agosto y el calor que se siente en las calles es un tanto agobiante por momentos.
-Nicolás: Mi madre preparaba mucho este plato cuando era pequeño, no soportaba las espinacas pero con la pasta incluso repetía. Eso sí, ponía una buena montaña de queso rayado por encima pero ahora me gusta con su sabor original sin añadirle nada.
-Sanem: Está muy bueno.

El Amor Todo Locura.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora