150. LA FUERZA QUE ME EMPUJA.

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Cuando termino la frase la sombra de preocupación cae sobre Can. Debe ser por ver mi cara, estoy nerviosa, eso es más que evidente y me es imposible ocultarlo, tras ver como asiente con su cabeza le doy la mano y vamos juntos hacia el jardín para sentarnos en el mismo sofá.
-Can: Estás preocupada por algo, ¿No es así?
-Sanem: Sí...
-Can: ¿Referido a qué? Me estás preocupando, Sanem.
-Sanem: Referido a Baris.
-Can: ¿Baris?

Dice frunciendo su ceño.
-Can: ¿El gilipollas de tu ex?

Afirmo con mi cabeza, Can mueve la suya hacia los lados y pasa una de sus manos por su barba para luego colocarse mejor. Hinca su codo sobre el reposabrazos del sofá y con su mano sostiene su barbilla.
-Can: ¡Sorpréndeme!

Quiere parecer relajado pero lo conozco y por dentro debe estar hecho un manojo de nervios, Can muerde su labio sin dejar de mirarme haciendo que mi tensión se duplique.
-Sanem: ¿Recuerdas el día de la feria del libro? Fuiste a dar un paseo y a saludarme con Emir...
-Can: Sí, lo recuerdo perfectamente.
-Sanem: Cuando hicimos la pausa para poder almorzar y desconectar un poco me lo encontré, se puede decir que casi tropezamos. Estaba con su hija en ese parque, me saludó, me preguntó que cómo estaba y me dijo que se había enterado de que había escrito un libro...

Can traga saliva pero en ningún momento me interrumpe.
-Sanem: Me felicitó, me dijo que sabía mi pasión por la lectura pero que desconocía que me gustara la escritura... Y se despidió diciendo que se alegraba de verme.
-Can: Çok güzel!

Pongo mis manos bajo mis muslos pues estas empiezan a temblar de nervios pensando en que no le he contado lo peor.
-Can: ¿Por qué no me lo dijiste antes? Esa misma noche, por ejemplo...
-Sanem: Esa misma noche al llegar de la feria te lo iba a contar pero habías empezado con el libro y estabas tan mal al leer la parte en la que cuento cómo me sentí tras la ruptura que no quise ponerte peor.

Can asiente, entonces saco mis manos y me acerco más a él cogiendo una de las suyas.
-Sanem: ¿Lo entiendes? ¿Entiendes la situación?
-Can: ¡Claro que lo entiendo! No soy un ogro, Sanem.
-Sanem: Yo no he dicho eso, Can. No quería que te sintieras peor, no quise darle importancia y luego con todo el lío que hemos tenído se me pasó decirtelo...
-Can: Está bien, ¿Entonces por qué tienes esa cara? Sinceramente pensé que me dirías algo peor.
-Sanem: Es que hoy lo he vuelto a ver.

CAN:
Sanem está muy nerviosa por lo que aunque intente mantenerme en calma no puedo. La conozco muy bien y sé que si está así no es por cualquier tontería. Entonces trago saliva y me coloco mejor para poder escuchar lo que me tiene que decir. Escuchar el nombre de ese tipo me revuelve las entrañas, todo lo que a Sanem le haga daño también me lo hace a mí, aunque sea algo del pasado, estaba tan rota cuando nos cocimos, tan desconectada, tan desconfiada...
-Sanem: Cuando salía de la estación de servicio e iba a la empresa de mi madre el coche que iba detrás de mí no paraba de tocar el claxon. Era Baris. No sé de dónde apareció, ni siquiera sabía que era él porque no iba en el coche de siempre pero acabó poniéndose a mi izquierda haciéndome señas con sus manos para que parara por un lado y ante su insistencia lo hice. Se bajó para avisarme de que mi coche tenía una fuga, no sé si era aceite o refrigerante...
-Can: Llevan años sin tropezarse viviendo en la misma ciudad y de repente se encuentran dos veces en un período cortísimo de tiempo. ¿No es mucha casualidad?
-Sanem: Ahora que lo dices si que lo es.
-Can: ¿Qué más sucedió? Tienes cara de disgusto.

Sanem resopla y se pone de pie, justo en frente de mí.
-Sanem: Se ofreció a llevarme en su coche, me dijo que quería hablar conmigo y que tomáramos un café juntos.
-Can: Interesante. ¿Un café? ¿Te invitó a tomar un café en calidad de qué? ¿De amigos que se reencuentran? ¡Bravo!

El Amor Todo Locura.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora