102. DAME TUS MANOS.

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Estamos cansados así que no podemos hacer otra cosa más que rendirnos, fundirnos entre las sábanas y descansar. Durante la madruga siento como el peso de Sanem abandona el colchón porque nuestro hijo reclama su alimento. Hago lo posible para mantenerme espabilado y hacerle compañía en lo que amamanta a Emir, pasados unos minutos, en cuanto vuelve a acostarse me quedo dormido profundamente. Se puede decir que estoy en el quinto sueño cuando siento un leve cosquilleo por mis brazos y mi espalda, me muevo tratando de frenarlo pero no hay éxito.

Mi cerebro comienza a despertar e intento entender lo que sucede, un sonido muy peculiar me ayuda a descubrir que mi mujer está besando algunas partes de mi cuerpo.
-Sanem: Amor...

También siento como su pierna izquierda está sobre las mías y cómo sus uñas van trazando líneas por mi costado.
-Sanem: Amor, ¿Te estás haciendo el dormido, verdad? Vamos, despiértate.

Abro los ojos despacio, me pesan un quintal y la claridad de la mañana me molesta.
-Can: ¡Of Sanem! ¿Qué hora es?
-Sanem: No lo sé...
-Can: Durmamos un poco más. Por favor.

La tomo por la cintura con la idea de que alarguemos un poco el descanso pero Sanem me mira juguetona, se muerde su labio y luego acerca su boca a mi oreja haciéndome erizar con el roce cálido de su aliento.
-Sanem: Tengo ganas de mimos.

Me dice susurrando.
-Can: ¿Estás mimosa?
-Sanem: Muy mimosa, Emir se acaba de volver a dormir y a mí me apetece que me hagas el amor.

Mi corazón se agita y tengo que tragar saliva. Mi mujer coge un mechón de pelo y comienza a jugar con él.
-Can: ¡Guau!
-Sanem: Necesito cariño y sexo, Can. No aguanto más...
-Can: Joder, cómo me gusta que seas tan directa.

Sanem se sube encima de mí, se sienta sobre mi vientre, puedo sentir la calentura de su cuerpo. Está que echa fuego, todo en ella arde.
-Sanem: Te amo y te deseo.

El tono de su voz y sus palabras actúan en mi cuerpo como un afrodisíaco, comienzo a entrar en situación, ni siquiera le contesto con palabras, lo hago poniendo mis manos sobre sus caderas tocando la fina tela de ese peligroso camisón que lleva puesto, juraría que es el mismo de la noche de nuestra boda, pero mi mujer tiene una colección de ropa lencera muy amplia por lo que no podría afirmar con toda seguridad que es el de esa noche. Si no lo es es igual de sexy y sugerente...

Lo cierto es que debe ser de antes de tener a Emir pues su escote en forma de pico aprisiona sus pechos ajustándose al borde de ellos y haciéndolos aún más apetecibles para mí. Sus movimientos sobre mi cuerpo comienzan a activar mi lado animal. Me coloco mejor para poder besarla, pero realmente no la beso, la devoro, la lengua de Sanem me sigue el juego y mi entrepierna se siente dura y cada vez más creciente.

SANEM:
Sentirme entre sus brazos es la mejor sensación del mundo, o una de las mejores sensaciones que he experimentado en lo relativo a la intimidad de pareja. Le he pedido cariño y sexo y Can me lo está dando. Me he despertado muy necesitada de él, de su contacto físico, de su calor, de su amor y del placer que sólo él sabe proporcionarme.

Mi marido me ha quitado el camisón y va besando cada parte de mi cuerpo con amor y deseo, cuando llega a mis pechos me vuelvo como loca, los tengo tan sensibles. Por una parte me da miedo que me haga daño pero sentirlo me agrada muchísimo. Así que me concentro en disfrutar.
-Sanem: Me encanta sentir tu lengua sobre mi piel... Estoy tan cachonda.

Mi respiración se vuelve pesada cuando su barba se arrastra por mi vientre y su lengua toca mi ombligo. Meto la barriga por las cosquillas y el placer que estoy sintiendo y reacciono cogiendo su pelo y dándole un tirón. Sus manos se sitúan sobre el bordillo de mis braguitas de encaje y las va bajando, su boca sigue el mismo camino y cuando siento la cercanía de su aliento en mi pubis doy un pequeño brinco. Can pasa su mano como el que no quiere la cosa haciendo que toda la tensión que acumulaba en mis piernas se multiplique.

El Amor Todo Locura.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora