¿Quién controla nuestro corazón, nosotros mismos, las personas de las que estamos enamorados? ¿Cuando nuestra alma se rompe puede volver a su estado normal como cuando era pura y estaba vibrante?
¿Existen las personas con la capacidad de sanar? El...
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SANEM: Sé que soy una tonta, también sé que Alper tiene razón y que soy una mimosa y una llorona pero escuchar decir eso a Can en público sobre mí, sobre nuestra familia me ha emocionado. Cuando vuelven a casa me recogen para salir a cenar, mañana mi hermano tendrá que irse a Turquía y queremos agradecerle el apoyo que nos ha brindado durante esta semana invitándolo a uno de los mejores restaurantes de Roma.
Al llegar a casa Alper termina la maleta y se acuesta, Can y yo nos sentamos en la terraza mientras tomamos un té. -Sanem: Gracias por todo lo que has dicho en la entrevista, me has emocionado. -Can: Gracias por llamar a Alper y no hacer caso a este testarudo que tienes por marido, no sé qué haría sin tí...
Toma mi mano y la besa para mirarme a los ojos. -Can: Eres preciosa... Y te extraño.
Can me mira, se ríe y pasa su lengua por sus labios. -Sanem: Y yo a tí. Muchísimo.
Acarcio su barba y me resigno a tener que esperar a tener un momento a solas con él. Por la mañana nos despedimos de Alper en la puerta del aeropuerto, tengo un nudo en el corazón. No importan nuestras diferencias, mi hermano siempre será mi punto de partida, siempre estará para mí y yo estaré para él, aunque nos equivoquemos, aunque hagamos lo opuesto a los consejos del otro, ambos creíamos ser indomables pero con el tiempo nos hemos sabido amansar el uno al otro, somos tan diferentes y a la vez tan iguales... -Alper: Hasta la próxima, enana. -Sanem: Gracias por todo, te debo mucho Alper. -Alper: No me debes nada, somos hermanos, ¿Estamos para eso, no?
Asiento haciendo de tripas corazón para no llorar. -Alper: Siempre contarás conmigo, da igual donde estemos, da igual la edad que tengamos, siempre serás mi niña y por tí daría mi propia vida. -Sanem: Te quiero muchísimo. Yo también daría mi vida por tí. Gracias por ser mi hermano. -Alper: Me vas a hacer llorar...
Me susurra al oído tras darle un abrazo. No sé cómo puedo agradecerle tanto a Alper, desde que soy una niña ha sido mi escudo, mi sostén y aunque en una época de mi vida se tomó ese papel demasiado a pecho haciendo cosas innecesarias hoy en día no puedo decir nada malo de él. Tras ver como las puertas automáticas se cierran Can, Emir y yo nos marchamos.
Desde el aeropuerto hasta Fregene hay veinte minutos de distancia en coche por lo que no tardamos nada en llegar, cuando lo hacemos y damos con la ubicación Vittoria nos presenta los propietarios de la finca. Tras pasar el portón con el coche nos dirigimos hacia la primera casa.
Es enorme, creo que demasiado grande para lo que en realidad necesitamos y además al verla no me dice nada, se siente apagada y fría, el matrimonio le cuenta a Vittoria que lleva medio año vacía ya que los antiguos inquilinos se fueron a vivir a Florencia. La siguiente es una casa muy bonita con piscina, un jardín muy cuidado y una buena opción para vivir pero está enfocada en una vivienda vacacional y nosotros queremos una donde pasar una larga temporada.
