178. LO VOLVERÍA A HACER SIN MIRAR ATRÁS.

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Can entra al dormitorio, coge su almohada y vuelve a salir. Yo me desnudo, paso al baño para lavarme la cara y los dientes y cuando voy a buscar un pijama que ponerme Eda se despierta. La meto conmigo en la cama para que coma y cuando termina la dejo ahí, a mi lado. Mientras toco su pelo y su cara vuelve a dormirse. En mitad de la noche Emir se une a la fiesta, tras una pesadilla acaba durmiendo con nosotras. Por la mañana me levanto con la espalda hecha polvo, estoy amamantando a Eda, se ha pasado gran parte de la noche enganchada a mi pecho pero nada es suficiente para ella. Cuando Emir se despierta mira a su alrededor.
-Emir: Mamá, ¿Dónde está papá?
-Sanem: No lo sé...
-Emir: ¿Por qué no ha dormido contigo?

Emir me hace tragar saliva, no sé qué responder, no quiero mentirle pero tampoco voy a contarle que nos hemos enfadado. Mi salvación llega caída del cielo, su padre pasa por delante de la puerta y Emir se levanta para ir con él de un salto.
-Emir: Papi, he dormido en tu cama, ¿Por qué no has dormido con mami?

Can ni siquiera me mira.
-Can: Porque mamá estaba atendiendo a Eda y no quería incomodarlas.

Emir mira hacia atrás, como si quisiera que le confirmara lo que su padre acaba de decirle pero me quedo lo más muda posible.
-Can: ¿Vamos a desayunar? Se nos va a hacer tarde.
-Emir: Yo quiero estar con mami.
-Can: Pero tienes que ir a la guardería, falta muy poquito para que te den vacaciones. En menos de un mes ya no tendrás que ir más hasta que empiece el colegio.

Can y yo habíamos acordado que a mediados de junio Emir finalizaría el curso y tendría una buena temporada de vacaciones ya que luego comenzará el colegio y queremos que pueda disfrutar con nosotros el máximo tiempo posible.
-Emir: ¿Tú no me puedes cuidar?
-Sanem: Mi amor, papá tiene razón. Debes ir a la guardería. Ya queda poco para que te den las vacaciones, luego estaremos muchos días juntos.
-Emir: ¿Tú tampoco me puedes cuidar, papá?

Can une sus labios, Emir llora sin dejar de mirar a su padre con cara desconsolada. Mi marido se agacha, posa sus rodillas sobre el suelo para estar a la altura del niño, retira su pelo hacia atrás y coge sus pequeñas manos.
-Can: Emir, por la mañana tenemos cosas que hacer por eso tú vas a la guardería, aquí te aburrirás mucho.

Padre e hijo salen de la habitación. Me siento como una mierda, escucho como Emir sigue llorando camino a la cocina y me siento fatal. Antes de irse sube vestido, peinado, oliendo a su colonia y con los ojos llenos de lágrimas. Me ha roto en dos cuando se ha despedido diciéndome adiós con su mano y la mirada triste. Can vuelve a casa después de dejar a Emir pero ninguno de los dos cruzamos palabra. Por la noche sucede lo mismo, duermo sola con Eda y él lo hace en la habitación de invitados. Emir monta el mismo número por la mañana, tampoco quiere ir a la guardería, creo que lo que quiere es llamar nuestra atención y ver hasta dónde es capaz de llevarnos pero aunque me duela no puede salirse con la suya.

Cuando Can regresa me siento súper incómoda. Estar en la misma casa y no dirigirnos la palabra es bastante desagradable, tengo mucha ansiedad y siento que voy a explotar, cuando la niña se queda dormida y el jardinero se ha marchado voy a buscarlo, Can está en el despacho con la puerta cerrada. Toco dos veces con el puño de mi mano derecha y abro la puerta, él se quita los auriculares y los deja sobre el escritorio.
-Sanem: ¿Puedo robarte un par de minutos?

Sin que me responda paso y me siento frente a él.
-Sanem: Me gustaría hablar de lo que sucedió la otra noche, nunca he pretendido cortar tus alas, pero tengo miedo de que me hagas falta, tengo miedo de no poder con todo...

Can se frota las manos, su cara es seria e imponente y no mueve ni una pestaña.
-Can: Pensé que querías que te dejara en paz de verdad.
-Sanem: En ese momento si lo quería pero ya no puedo con tu indiferencia.
-Can: Deberías ser más consecuente con tus palabras, Sanem.
-Sanem: Y tú menos arrogante. Quiero que arreglemos las cosas.
-Can: ¿Arrogante? Creo que después de cómo te pusiste en el coche lo mejor que puedo hacer es mantenerme alejado de tí.
-Sanem: Estaba nerviosa y lo sigo estando, exploté, lo de Faruk fue la gota que colmó el vaso.
-Can: Puede que mi amigo se haya puesto pesado con las bromas eso no te lo discuto pero eso sólo te sirvió de excusa para echarme en cara que ibas a quedarte sola con los niños.
-Sanem: ¡Yo no te he echado nada en cara!

El Amor Todo Locura.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora