El Amor Todo Locura.

88. SON MI TODO.

Los ojos de Sanem se llenan de lágrimas, me acerco a ella y beso su frente.
-Can: Todo va a salir bien mi amor. Ahora nos vemos.
-Sanem: Can... Tengo miedo.
-Can: Eres muy fuerte gordita, el bebé va a estar bien.

La doctora me recuerda de nuevo que debo salir, yo estoy tan muerto de miedo como Sanem, me atrevería a decir que jamás he sentido tanto miedo en toda mi vida. Salgo hacia la sala de espera para avisar a la familia, cuando las puertas se abren están todos; nuestros padres y nuestros hermanos. Derin al verme se pone de pie.
-Derin: Can ¿Cómo está Sanem?
-Can: Van a practicarle una cesárea de urgencia, el ritmo cardíaco del bebé ha bajado y es peligroso. Tiene que nacer cuanto antes.
-Derin: Dios mío.

Dice llevándose las manos a la boca.
-Can: Están preparándola para llevarla a quirófano. Yo tengo que cambiarme para poder ir con ella. No tengo mucho tiempo sólo he venído para informarles.
-Derin: Por favor, no dejes de contarnos cómo va saliendo todo.
-Can: Eso haré.

Nuestra familia se ha quedado desencajada, el padre de Sanem no ha podido articular palabra, todos absolutamente todos se han quedado tan de piedra como nosotros.
-Enfermera: Señor Divit va a perderse el nacimiento de su hijo.

Voy con ella y al llegar entro corriendo a una especie de sala para lavarme bien las manos. Luego me ayudan a ponerme una bata, mascarilla, gorro y unas calzas desechables y entro al quirófano, Sanem ya está preparada, hay un montón de máquinas sonando y el personal médico no para de moverse rápidamente por toda la sala. Además de la doctora Dilara hay un anestesista, un pediatra, una matrona y la enfermera que me acompañaba que justo me indica que me quede al lado de Sanem.

Sus ojos están llenos de lágrimas y su boca tiembla.
-Can: Todos están afuera.

Digo como si eso fuera a tranquilizarla más.
-Sanem: Me han dicho que van a sacar lo más rápido posible a Emir, Can si le pasa algo a nuestro hijo me muero.
-Can: Todo va a estar bien Sanem. No va a pasarle nada. ¿Sientes dolor?
-Sanem: No, me han puesto anestesia epidural y eso ha hecho que no sienta nada, ni siquiera puedo mover mis piernas...

Sanem no tendrá dolor físico ahora mismo pero su cara refleja angustia, miedo y nervios. Está roja por haber llorado y sus labios tiemblan cada vez más, diría que está tiritando. No es que suela ser una persona que me quede sin palabras pero ahora mismo no sé qué decirle para consolarla. Agacho mi cabeza, me bajo mi mascarilla un segundo y le doy un beso en la frente, luego acaricio su mejilla.
-Can: Te quiero muchísimo. Más que a nada en el mundo.

Los médicos se mueven delante de la tela que divide el cuerpo de Sanem en dos. La doctora Dilara está al mando y nada tiene que ver su comportamiento y su gesto con el de todas las citas de control de embarazo a las que hemos acudido. Desde que se dió cuenta de que algo no iba bien con el bebé en la sala de monitores se puso seria y ahora está totalmente concentrada mientras habla sobre cosas técnicas con sus compañeros.

Escucho ruidos de los médicos manejando el material quirúrgico y también el sonido de los pitidos de las máquinas, Sanem mira al techo, no importa que la luz sea blanca y brillante, parece no molestarle. En su mano izquierda tiene una vía donde supongo que también le están administrando medicamentos.
-Dra Dilara: Sanem, ¿Cómo estás?

Habla desde el otro lado sacándome de mis pensamientos.
-Sanem: Bien.

Dice mojando sus labios.
-Dra Dilara: ¿Sientes esto que te hago?
-Sanem: No.
-Dra Dilara: ¿No te duele nada?
-Sanem: No.

Las respuestas de Sanem son cortas, secas y claras.
-Dra Dilara: Perfecto. Vamos a proceder a sacar al bebé. Todo va a ir bien.

Sanem asiente aunque sólo la esté viendo yo. Cojo su mano derecha y se la agarro muy fuerte, su respuesta es apretarme pero no me habla, ni siquiera me mira. No sé cuántos minutos pasan pero al sentir más movimiento a mi alrededor levanto mi cabeza para mirar detrás de la tela.
-Dra Dilara: Ya está aquí.