Sanem estaba preocupada por Pimienta y resulta ser que es el que más rápido se ha adaptado a nuestra nueva vida. Por lo pronto la ventana de la cocina quedará clausurada. Ambos coincidimos en que los cruasanes que nos ha dado la vecina son los mejores que hemos probado jamás, junto con una taza de café y un poco de fruta completamos nuestro desayuno y salimos a hacer las compras de todo lo que mi mujer creía necesario. He dejado todo en casa, cuatro bolsas repletas cosas y Sanem dice que todavía falta más.
Hemos quedado en una terraza al solecito para comer algo y tomar unas cervezas, a la vuelta, cuando Emir ya no podía ni con su alma y el sol comenzaba a picar más de lo normal Sanem ha entrado en una floristería y ha comprado un ramo de flores variadas en tonos blancos y rosas para la vecina. Al subir a casa llama a su timbre, la señora no tarda en abrir y cuando ve a Sanem con el ramo de flores se lleva las manos a la boca.
-Raffaela: Grazie siete meravigliosi.
-Sanem: Mi chiamo Sanem.Dice dándole la mano, la señora no se la da pero en cambio le da un abrazo y las mismas palmas en la espalda que ayer.
-Raffaela: Sono Raffaella...
-Sanem: Il bambino è Emir.
-Raffaela: Oh, Emilio.La vecina mira para nosotros, Emir está en mis brazos dormido como un tronco.
-Sanem: Emir.
-Raffaela: Non è Emilio?
-Sanem: No, si chiama Emir.
-Raffaela: Che bello.
-Sanem: Somos turcos.Le contesta Sanem en nuestro idioma, Raffaela sonríe.
-Raffaela: Oh, sono Turchi.
-Sanem: Sì, turchi.
-Raffaela: Benvenuto in Italia.Sanem lo ha hecho de maravilla pero desgraciadamente la conversación no puede ir más allá. El Italiano es un idioma un tanto dificultoso pero estamos seguros que cuando llevemos un tiempo podremos comunicarnos sin mucho problema. Al volver a casa le quitamos la ropa al bebé, está sudando a mares. Lo dejamos en pañales y lo acostamos sobre nuestra cama, Sanem pone una fina sábana sobre su pequeño cuerpo y lo deja descansar. Durante el día nos encargamos de organizar todo lo que nos quedaba pendiente en las maletas y dejamos el hueco para lo próximo que vendrá en el barco la semana que viene.
Al día siguiente, muy temprano traen todo el material de fitness que compré por internet. Si en Turquía tuvieran la misma eficacia para cumplir los plazos de entrega de las compras otro gallo cantaría. He contratado el montaje de dicho material y un trabajador se ha encargado de realizarlo por lo que a media mañana ya tenemos en uno de los salones un pequeño gimnasio. No puedo resistirme a probar, han sido varias semanas de preparativos donde he tenído que aparcar por completo el deporte. Después de ponerme unas bermudas nike y recogerme el pelo pongo una toalla sobre el banco, activo el bluetooth de mi teléfono móvil a mis auriculares y comienzo a entrenar al son de la música motivadora.
Las cervezas, la pasta, los cruasanes... Todo lo que hemos comido durante estos cinco días han hecho mella por lo que el esfuerzo que tengo que hacer es casi el doble. No sé cuánto llevaré entrenando pero después de unas cuantas repeticiones estoy empapado en sudor. Veo pasar por delante a Sanem con el niño en brazos pero intento concentrarme en que la barra tan pesada no se me resbale de las manos, el teléfono me ha abandonado y se ha quedado sin batería por lo que la música ya no suena. Escucho mis propios jadeos por trato de respirar calmado mientras levanto las pesas.
-Sanem: Emir, ¿Ves eso?
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El Amor Todo Locura.
Romance¿Quién controla nuestro corazón, nosotros mismos, las personas de las que estamos enamorados? ¿Cuando nuestra alma se rompe puede volver a su estado normal como cuando era pura y estaba vibrante? ¿Existen las personas con la capacidad de sanar? El...