El Amor Todo Locura.

85. NO PERDEMOS NADA.

Al día siguiente después de dejar a Sanem en el trabajo decido seguir tocando puertas, anoche cuando no podía dormir pensé en un montón de personas que me podían servir de ayuda o de enlace para mi cometido, entre ellas estaba Hazal, la dueña de la revista que tanto nos ha ayudado pero antes de hablar con ella me gustaría hacerlo con Derin.

Le he dicho a Sanem que pasaría a saludar a su madre antes de irme, cuando me presencio en su oficina se levanta del asiento y viene hacia mí para darme un gran abrazo.
-Derin: Hijo, ¿Cómo estás?
-Can: Estoy muy bien, ¿Y tú?
-Derin: Yo también lo estoy, siéntate, ¿Quieres tomar algo?
-Can: Un té estaría bien.

Mi suegra llama por teléfono a alguien de su equipo para pedir un té para cada uno.
-Derin: Me hace mucha ilusión que vengas a verme. Me quedé muy preocupada por mi hija, aunque sabía que iba a estar bien contigo, espero que esos días alejada del estrés le haya hecho bien.
-Can: Estoy seguro de que si le ha hecho bien. Sanem y yo hemos pasado unos días un poco estresantes... Y al final todo pasa factura. Era necesario escapar de la rutina. Ha descansado y sobre todo creo que ha desconectado.
-Derin: Un embarazo es un período de muchos nervios y estrés, me gustaría que mi hija lo tomara con un poco de calma, los últimos meses son los más lentos y los que más cambios sufrimos, soy consciente de que Sanem debe bajar el ritmo aquí en la empresa y después de ese toque de atención de su doctora mucho más. Ya estoy buscando a alguien que pueda suplir su puesto mirando de cara al futuro. Sé cómo es mi hija y no va a estar tranquila sabiendo que no tenemos a nadie cuando ella no pueda trabajar porque el embarazo esté demasiado avanzado.

Una empleada nos interrumpe para traer las tazas de té, una vez deja la bandeja se marcha.
-Can: Eso es muy bueno, creo que así Sanem se quedará más tranquila. Me asusta un poco pensar en que ahora vienen los meses más difíciles la verdad, pero también me motiva saber que ya queda muy poco tiempo para que nuestro hijo nazca.

Debo darle entre ternura y tal vez algo de lástima por la forma en que me mira y me sonríe. Por momentos puedo ver en ella la cercanía de un madre y es algo que jamás pensé que podía ocurrir con una suegra, a mi madre no puedo comparar con nadie pero ella me hace sentir como su propio hijo.
-Can: Además de venir a saludarte he venído aquí para pedirte consejo, eres la persona que más conoce a Sanem y hay una idea que no deja de rondar mi cabeza, quiero, bueno no sé si la palabra sería sorprenderla, pero me gustaría hacer algo sin que ella lo sepa.
-Derin: Tu dirás, Can.
-Can: Creo que Sanem tiene un don para la escritura. Desde que nuestra relación comenzó siempre la he visto dedicarle ratos a escribir, a expresarse, ella dice que le sirve a modo de desahogo pero creo que lo que hay dentro de ella no es sólo digno de un diario personal.

Los ojos de Derin me prestan toda la atención posible.
-Can: Me encanta verla concentrada cuando escribe, también ha comprado un libro personalizable donde escribe sobre Emir y cuando lo he descubierto me ha emocionado muchísimo, el sentimiento con el que escribe es superior. Te llega muy adentro.
-Derin: ¿Emir? ¿Quién es Emir?

Detalle importante, Sanem aún no le ha contado a su madre que el bebé se llamará como su abuelo. Por minutos me siento en uno de esos momentos incómodos de querer que la tierra me trague pero intento mantener la calma y salir del paso de la mejor manera.
-Can: Sin pensarlo te he contado algo que no me pertenecía. Nuestro hijo se llamará Emir, espero que Sanem no me mate por haberme adelantado, pensaba que a estas alturas ya te lo había dicho pero seguro quería hacerlo de una forma especial y por eso no lo ha hecho ya.
-Derin: ¿De verdad?

Me pregunta con total emoción.
-Derin: ¿Se llamará como mi padre?
-Can: Así es...
-Derin: Oh Dios mío, que detalle más bonito, Can. Gracias, no me lo esperaba.
-Can: Sanem tiene en cuenta mucho a la familia, cuando estábamos buscando nombres para el bebé ninguno nos terminaba de convencer pero surgió el nombre de tu padre y creímos que era la mejor opción por todo lo que significa para ella su abuelo.
-Derin: Donde quiera que esté debe sentirse muy feliz y orgulloso. Mi padre sentía locura por sus tres nietos, por desgracia de Ilker no pudo disfrutar tanto, pero sí lo hizo con Alper y Sanem, eran dos nietos consentidos y tanto él como mi madre me ayudaron muchísimo con ellos. Ekrem y yo trabajábamos tanto que no sé qué hubiésemos hecho sin ellos.