76. QUE SEA LO QUE DIOS QUIERA.

1.7K 105 37
                                    

Rozo mi nariz con la suya y su sonrisa se va agrandando cuando separo mi cabeza mi mujer muerde su labio.
-Can: Tengo ganas de hacerte el amor.

Beso su cuello, su garganta y subo por su barbilla para atrapar sus labios y descubrir que están ardiendo como los míos, cuando nos separamos para tomar un poco de aire Sanem me mira a los ojos y mete sus dedos en mi barba.
-Sanem: ¿Así de directo?
-Can: En realidad puedo serlo más.
-Sanem: ¿Sí? ¡Sorpréndeme!
-Can: Primero quiero que te quites la parte superior de tu bikini y que me enseñes las hermosas tetas que Dios te ha dado.

Respira temblorosa.
-Can: Hazlo amor.

Sanem lleva sus manos a su espalda y desabrocha el cierre para dejar caer los tirantes que antes se ajustaban sobre sus hombros, la tela cae despacito mientras saca su brazos y mi boca se hace agua al ver sus pechos desnudos.

Además de que por lo menos han aumentado casi una talla y lucen más llenos sus areolas se han oscurecido algún tono, en vez de rosa se han convertido en un color marroncito muy bonito y apetecible.

Mis dedos no pueden resistir la tentación de tocarlos y cuando lo hago mi mujer jadea. Acerco mi boca y antes de tomarlo la miro desde abajo.
-Can: Ahora voy a probarte.
-Sanem: Sólo con como me hablas ya me tienes muy caliente, Can.

Dice mientras aprieta mis hombros.
-Can: ¿Quieres que te diga todo lo que te voy a hacer?
-Sanem: Sí, por favor...
-Can: Mi boca va a saborear uno de los mayores manejares.

Acerco mi cabeza a su pecho, primero doy un lametón, seguido doy besos pero es tal lo que me gusta que directamente chupo y succiono, las manos de Sanem tiran de mi pelo.
-Sanem: Eres el mejor.

Con mis dedos hago movimientos circulares sobre el pecho que estaba descuidado y cuando lo creo oportuno cambio mi boca al otro pecho y por ende mi mano también se mueve de ruta. Los gemidos de mi mujer hacen que mi erección crezca bajo mi bermuda bañador, sentir el peso de su cuerpo sobre mí es algo maravilloso, aparto mi boca cuando noto que se agita demasiado y luego beso sus labios y sus mejillas. Sus manos han dejado de ocupar mi pecho para palpar mis hombros y mis brazos.

La miro a los ojos y veo infinidad de sensaciones, dicen que las mujeres pueden llegar a tener los mejores momentos íntimos estando embarazadas pues una mezcla de hormonas y sensibilidad en las zonas íntimas les hacen disfrutar casi el triple a diferencia de cuando no están en estado y no dudo que sea el caso Sanem.

Sus ojos desprenden fuego y noto como su excitación está mojando mi muslo derecho donde está sentada ahora mismo.
-Can: Estás mojando mis piernas y eso me pone muy contento.

Con mis dedos me deshago de las tiras del bikini que tiene amarradas en cada cadera y la dejo desnuda para mí, la tela la tiro bajo la tumbona y no tardo en acercar mi mano a su pubis.
-Sanem: ¿Y tú? ¿No te quitas nada?
-Can: ¿Y si me lo quitas tú?

Me encanta retarla pues a Sanem no le hace falta mucho para picarse, en este sentido es valiente y le encanta jugar. Por respuesta se ríe, pone una cara de timidez para luego morder su labio y se baja de mi pierna para ponerse a un lado, su cuerpo desnudo cada vez más curvado es precioso.

Sanem deshace el cordón de mis bermudas y las baja lentamente hasta sacarla por mis pies.
-Sanem: Al parecer es verdad que te estabas poniendo muy contento.
-Can: En realidad no solo estoy contento. Estoy a cien y ya ves, muy duro por tu culpa...

Sin esperarlo Sanem toca la punta de mi sexo haciéndome temblar. Mi cabeza se va hacia atrás y la apoyo contra el respaldo de la tumbona.
-Sanem: ¿Te gusta?
-Can: Me encanta Sanem.
-Sanem: Tú también me encantas.

El Amor Todo Locura.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora