86. LO QUE TE DIGA EL CORAZÓN.

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Tras calmarlo y decirle que era una forma de hablar Can se ha relajado, creo que me esperan unas semanas bastante tensas. Cuando llegamos al local en una mesa al fondo del restaurante están mi madre y una señora sentadas, al vernos ambas nos sonríen y mi madre levanta su mano como si no la hubiera visto.
-Derin: Bienvenidos.

Miro a Can sin entender absolutamente nada. Él saluda a la mujer. Su cara me suena de algo pero ahora mismo no sé de qué. La señora se pone de pie.
-Can: Amor, te presento a la señora Giulia Giordano.
-Sanem: Mucho gusto.
-Giulia: El gusto es mío aunque creo que ya nos conocemos...
-Can: Esta es la señora Derin Aksoy.
-Sanem: A usted si que la conozco.
-Derin: ¿A mí? ¿De qué? Creo que es la primera vez que nos vemos.

Mi madre no aguanta y se ríe.
-Derin: Cariño, ¿No recuerdas a la señora Giulia?
-Sanem: Su cara me es algo familiar pero ahora mismo no sé por qué o de qué me suena.
-Derin: Es nuestra clienta, es la editora de Giordano.

Hago un esfuerzo pero ahora mismo no recuerdo muy bien. Mi madre saca el teléfono móvil para enseñarme los carteles de las campañas y ahí sí que me vienen los recuerdos a la mente.
-Sanem: Disculpe que no la haya reconocido antes, no sé si es por el embarazo pero mi memoria me está fallando un poco últimamente, ¿Qué tal está su marido?
-Giulia: Burak no ha podido venir porque tiene algunos problemas de salud pero poco a poco va mejorando.
-Sanem: Me alegro muchísimo.

Miro a Can y le pregunto entre dientes que qué hacemos con esta señora y mi madre, él me sonríe y me toma de la mano. Las dos me miran tanto que comienzo a sentirme nerviosa.
-Sanem: Entonces, ¿Esto es una reunión de trabajo?

Pregunto sin ninguna mala fe lo que ha hecho reír a los tres.
-Derin: Esto es un acto de amor.

Mi madre le guiña un ojo a Can, al mirarlo lo siento nervioso otra vez.
-Sanem: ¿Amor, qué pasa?
-Can: Sanem, con ayuda de tu madre he conocido a la señora Giulia, me he puesto en contacto con ella porque creo que dentro de tí hay un talento innato para la escritura. Llevo casi un mes buscando a la persona que me dijera que no estaba loco, que lo que yo veo en tí no es porque sea tu marido y te admire... Dijiste que uno de tus propósitos en la vida era crecer como persona, también dijiste que te gustaría dejar huella en el mundo y yo creo que tu escritura tiene que ser expandida por el mundo, no puede quedar sólo para tí y para mí... Eres demasiado buena Sanem, el mundo merece una escritora como tú.

Miro a Can sin creer todo lo que me está diciendo, intento retener sus palabras y asimilar que estamos aquí por mi forma de escribir. Si bien es algo que me gusta hacer, la escritura siempre ha sido algo íntimo y que he usado como herramienta personal para desahogarme o plasmar mis momentos ya sean felices o no, o como mucho demostrarle a mis seres queridos el amor que siento por ellos. Ahora mismo estoy un poco sorprendida.
-Derin: ¿Estás bien?
-Sanem: Sí, pero no esperaba todo esto...

Digo tomando la copa de agua que hay delante de mí.
-Giulia: Sanem estamos aquí para conocernos, cuando tu madre nos puso en contacto a tu marido y a mí la verdad no esperaba que fuera a decirme algo así. Entrar en el mundo de la literatura no es tan fácil pero creo en las primeras sensaciones, en las buenas vibraciones y él me transmitió muy buena energía.

Giulia es italiana pero domina el turco a la perfección aunque su forma cantarina de hablar y los finales de las palabras la delatan.
-Giulia: He leído un texto tuyo que me ha hecho emocionar, es una forma tan bonita y romántica de describir el paso del tiempo en una pareja. Burak y yo llevamos 35 años casados y me ha hecho reflexionar y recordar nuestros comienzos, nada ha cambiado más que nuestro físico, seguimos siendo esa loca italiana que salió de su país para recorrer el mundo y se enamoró del turco más guapo de todos, que me perdone tu marido.

El Amor Todo Locura.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora