183. CADA NOCHE.

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Con mi marido de cómplice no barajo la opción a negarme al detalle que ha tenído Selin de invitarnos a cenar, cuando llego a casa Can me dice que no hay ningún problema por que tenga que comer lo que su dieta le marque. A eso de las siete y media mi cuñada y su novio están en casa. Mientras termino de guardar el sacaleches que he utilizado para dejar provisiones para Eda, Can y el niño los reciben. Como padres tenemos la enorme suerte de que Emir se quede contento y cómodo con nuestros familiares, podemos sentirnos tranquilos cada vez que tenemos que dejarlo atrás.

Saludo a Taner y a Selin y le indico a mi cuñada dónde están los biberones esterilizados y todo lo relativo a las tomas de Eda. También he dejado repuesta su cesta con pañales, cremitas y toallitas húmedas para que pueda cambiarla cuántas veces sean necesarias y tenga todo lo más a mano posible.
-Sanem: Te he dejado un cambio de ropa.

Digo señalando la cesta.
-Sanem: Pero si esa también llegase a mancharla o crees conveniente ponerle otra cosita más fresca en el armario de su habitación hay de todo lo que necesites. Emir ya está bañado, como es viernes solemos dejar que se duerma un poquito más tarde, pero como muy tarde a las diez debería estar en la cama...
-Selin: Genial.
-Sanem: He pedido pizzas para cenar, hay helado de chocolate en el congelador. Emir puede comer un poquito pero no te dejes engatusar, si fuera por él se comería la tarrina entera.

Mi cuñada se ríe
-Selin: Despreocúpate de todo y disfruta de la cena.

Le doy otros dos besos y voy al lado de Emir.
-Sanem: ¿Te portarás bien?
-Emir: ¡Súper bien!
-Sanem: Ese es mi chico. ¿Me das un abrazo?
-Can: Amor, no es por cortarte pero vamos a llegar tarde.

Can tiene toda la razón pero mi vena de madre no me deja marcharme hasta ver que todo está en perfecto orden.
-Sanem: Te quiero mucho. Pásalo bien.

Comer o cenar en mi restaurante favorito siempre es una buena opción, pero me da mucho apuro hacerlo delante de Can mientras que él tiene que comerse lo que su estricta dieta le marcaba para esta noche. Aún así no se ha quejado ni una vez. Mientras come no puedo dejar de mirarlo, está guapísimo, eso es indiscutible, pero también se ve muy cansado, los días están siendo muy intensos para él. Can es muy disciplinado y está llevando todo a raja tabla; entrenos, alimentación, estudios y aún así le dedica a Emir todo el tiempo que puede y colabora con los cuidados de Eda para que yo pueda estar algo más desahogada.
Can: Estás muy guapa.

Dice rozando mi mano con la punta de sus dedos.
-Sanem: Gracias.
-Can: Siento si te tengo un poco descuidada, todo está siendo muy intenso, Sanem. Más de lo que esperaba.

Su rostro compungido me aflige.
-Sanem: No me siento descuidada en absoluto, Can. Es cierto que echo en falta que tengamos momentos a solas pero todo el esfuerzo que estás realizando valdrá la pena.
-Can: Te extraño mucho... Realmente no sé si estoy preparado del todo para estar lejos de tí tanto tiempo.

Esperaba que esto sucediera, tarde o temprano Can iba a dejar salir sus inquietudes conmigo y son las mismas que las mías con él, aunque tengo que ser honesta y decir que mi cabeza lleva semanas preparándose para ese momento. Pongo mi mano sobre su barba y lo acaricio.
-Sanem: Hemos nacido para estar juntos pero haremos lo posible para que cuando tengas que estar fuera lo podamos soportar de la mejor forma.
-Can: Te quiero. Te quiero muchísimo, Sanem.
-Sanem: Yo también te quiero muchísimo.

Me pongo de pie y me acerco a su lado para sentarme en su regazo.
-Sanem: No te ponga triste, mi amor. Antes de irte vamos a pasar unos días maravillosos en Italia, días que por cierto toca organizar y el tiempo se va echando encima.

El Amor Todo Locura.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora