172. SER SENSIBLE ES UN PODER NO UNA DEBILIDAD.

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Veo en cámara lenta como Sanem abre su boca sorprendida ante mis palabras y cuando creo que va a contestarme se gira y sale del despacho cerrando la puerta con fuerza, el ruido me hace cerrar los ojos. Me quito el coletero y me dejo caer de nuevo sobre la silla. Por varios minutos permanezco allí pero la habitación comienza a hacerse demasiado pequeña.

Cuando por fin decido salir me encuentro la casa en silencio y no tardo en divisar a Sanem jugando con el niño en el jardín. Cojo mis llaves y mis gafas y salgo de casa, me subo al coche y conduzco sin rumbo. Mi cabeza está hecha un lío, no esperaba recibir una puñalada de este tipo por parte de la productora de la serie, jamás me había sucedido algo así.

No soy de esos actores que ponen mil pegas en un proyecto, posiblemente sea de los pocos que me adapte a todas las circunstancias seas cuales sean. Me preparo mental y físicamente a conciencia para poder dar lo mejor de mí, paso largas horas estudiando y me esfuerzo para poder ofrecer siempre buenas improvisaciones, muchos directores dicen que eso es lo que ha marcado mi carrera, mi espontaneidad, frescura y desenfado. No soy perfecto ni tampoco pretendo serlo, pero sí me considero un trabajador exigente, involucrado y serio. No puedo negar que me hubiese gustado que nos hubieran dado una explicación concisa ante lo sucedido pero no siendo así no puedo hacer nada más. Dicen que nuestros actos revelan verdaderamente cómo somos y la productora y dirección de la serie ha demostrado con creces en qué nivel está su ética. No puedo rebajarme, se han deshecho de mí y sólo me queda admitirlo y tampoco puedo ser transigente con mi esposa, ni tampoco con mi cuñado. Sé que están tan dolidos como yo y que mi postura los ha dejado a cuadros pero no puedo reaccionar de otra forma, de alguna manera si esto ha sucedido solo yo soy el responsable, algo les habrá motivado a quienes hayan tomado la decisión de no seguir contando conmigo, por mi parte sólo puedo decir que lo he dado todo y que estoy satisfecho con el trabajo que he realizado.

Cuando me doy cuenta he llegado hasta la cabaña. Con la mayor de las suertes en un par de semanas finalizarán la obra y es que este es otro tema que me ha tenído hablando solo una buena temporada, cuando Sanem y yo pasamos aquel fin de semana aquí todo parecía perfecto pero sólo bastó rascar un poco para ver la cantidad de desperfectos que habían. Si no ha sido por una cosa ha sido por otra pero la obra ha sido interminable. Al llegar a la zona dejo mi coche aparcado y abro la pequeña verja de acceso, a pesar de que todavía queda algo de material de la obra el jardín ha quedado precioso.

Saco mi llave del bolsillo y abro la puerta de la cabaña. Huele a nuevo, a pintura y a barniz, me sorprende lo perfecta que ha quedado. Finalmente hemos distribuido la estancia de la siguiente manera; por una lado está la cocina, es sencilla y tiene lo más esencial, hemos agregado una pequeña mesa con dos sillas para que podamos desayunar y/o cenar aquellos días que el tiempo no acompañe para hacerlo afuera, en el medio hemos puesto un sofá que tiene la opción de hacerse cama, para aquellos días que nos apetezca ver películas o dormir la siesta. En el otro extremo hemos decidido colocar la cama de matrimonio con una sola mesilla de noche, un armario de dos puertas y un banco baúl que sirve como almacenamiento para mantas, toallas y ese tipo de cosas que abultan demasiado, justo enfrente hemos puesto una bañera de estilo francés y en el fondo se encuentra el baño con una ducha de obra, un lavabo y su correspondiente taza. Aún falta que la decoremos y la hagamos nuestra pero el hecho de que aquí hayamos concebido a Eda hace de este lugar un sitio mágico y no veo la hora de que podamos disfrutar de este rincón perdido en las afueras de la ciudad.

Me encantaría haber venído con Sanem, me encantaría sentirme bien.

Después de pasar un rato mirando una y otra vez el interior de la cabaña la cierro y me subo al coche para volver a casa. Al llegar me encuentro con una pequeña reunión en el jardín con mis hermanas y mis sobrinas. Cuando salgo a saludar los tres niños vienen corriendo a por mí, me abrazan y besan y devuelven a mi cuerpo esa calidez que perdí esta mañana en la charla con Alper. Saludo también a mis hermanas, Sanem está muy seria y evita mirarme. Me llevo a los niños a la cocina para que ellas puedan hablar con tranquilidad y aprovecho para comer algo.

El Amor Todo Locura.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora