52. YO SOLO TE NECESITO A TÍ.

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-Sanem: Tengo muchísimo frío.
-Can: Necesitas un buen café.
-Sanem: Necesito un café triple, no he dormido nada bien.
-Can: Lo siento, en cambio yo he dormido a pierna suelta...

Can coge mi mano para besar mis nudillos sin apartar la mirada de la carretera. Hemos ido a una cafetería a tomar un buen café turco muy caliente y lo hemos acompañado de unas galletas de canela que estaban de muerte, no hemos podido resistirnos y hemos comprado una caja para comerlas en casa. Noto a Can muy relajado después de haber mantenido esa conversación conmigo y a decir verdad yo me siento muy desahogada. Como si me hubiese quitado cierto peso de encima.

Después de dar un breve paseo por la zona decidimos volver, hace muchísimo frío, tengo la nariz congelada y no hubiese estado de más acompañar mi vestuario con algún pañuelo o bufanda. Una vez en el coche Can no toma el camino habitual para volver, sino que por el contrario ha echado por otra ruta y hemos aparecido en la carretera principal para entrar por la autopista.
-Sanem: Can, ¿A dónde vamos?
-Can: A casa.
-Sanem: Por aquí no se va a casa. ¿Te has equivocado?

Pregunto muy seria, él gira un poco su cabeza, lo suficiente para reírse y volver a mirar hacia adelante.
-Can: Claro que se va, vamos a la casa nueva, tengo ganas de ver cuánto han avanzado con las obras.

Aplaudo y voy el resto del camino feliz, cuando llegamos a la calle y bajamos del coche empieza a llover, las gotas caen con rapidez en un tamaño considerable y Can me da la mano para entrar corriendo y coger las llaves de su bolsillo trasero. Cuando estamos cobijados en el porche a punto de entrar, Can pasa el puño de su abrigo para secar mi cara.

La puerta se abre y me doy cuenta del cambio tan grande que ha dado y no puedo cerrar la boca. El parqué ya está instalado, mientras me adentro en el salón puedo ver que las ventanas y las puertas también están colocadas y han quedado perfectas.
-Sanem: Amor, ¡Esto es precioso!

A medida que camino me emociono más. Han derribado algunos tabiques y nos ha quedado un salón/cocina enorme. Miro por el ventanal, ocupa la medida desde el suelo hasta el techo y admiro las vistas hacia el jardín a través del cristal que está lleno de salpicaduras por lluvia.
-Sanem: No sé cuánto voy a poder esperar para venir a vivir aquí.
-Can: Las obras van muy bien, cuando menos lo esperemos estaremos aquí.
-Sanem: Estoy ansiosa Can.
-Can: Yo también lo estoy.

CAN:
Vamos recorriendo la casa y veo a Sanem más y más emocionada, en el piso de arriba también han puesto el suelo de parqué y todas las puertas, ventanas y persianas automáticas. Así como los azulejos de todos los baños.
-Sanem: Mañana mismo en cuanto salga de trabajar voy a comprar un montón de cosas para la casa.
-Can: Mañana voy a firmar todo el trámite de la denuncia con mi padre, después puedo unirme a tí.
-Sanem: Te advierto que vamos a comprar muchas cosas. ¿Estás seguro?
-Can: Me das un poco de miedo... ¿Cuántas son muchas cosas?
-Sanem: ¡Muchas!

Sus ojos se abren tanto y brillan de una forma que devuelven la ilusión a mi corazón.
-Can: Amo tu sonrisa, amo verte feliz, compra cuántas cosas quieras, este será nuestro hogar y tenemos que llenarlo de todo lo necesario para estar cómodos y felices.
-Sanem: En realidad yo sólo te necesito a tí.

Dice poniéndose de puntillas y dejando un suave beso sobre la punta de mi nariz.
-Sanem: Pero debo admitir que el hecho de empezar en esta casita desde cero me emociona y quiero comprar cosas preciosas para ella. Ropa de cama, mantas, menaje de cocina, decoración, ¡Ay Can! No puedo creer que dentro de muy poco estemos aquí.
-Can: No he hablado con los trabajores con todo lo que ha pasado pero por lo que se ve no queda mucho para terminar, creo que falta el montaje de los muebles de la cocina, los baños...

El Amor Todo Locura.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora