El Amor Todo Locura.

67. CUIDADO CON LO QUE SUEÑAS.

Tener un hijo. Creo que de todas las decisiones que he tomado en mi vida ésta sin lugar a dudas es la más importante. Por el contrario que Sanem yo no tengo miedo pero no puedo negar que algo de nervios si que hay en mi interior.

Es bonito ver en su cara la ilusión, si Dios quiere una nueva vida llegará a la nuestra, algo desconocido para ambos, pero en los últimos tiempos hemos tenído que lidiar con cosas que tampoco habíamos vivido antes y aquí estamos, juntos y de la mano, más enamorados que nunca.

Después de desenredarme el pelo me he puesto unos calzoncillos, Sanem se ha puesto un camisón y nos hemos acostado a dormir, pero precisamente no hemos dormido, hemos estado hablando hasta muy tarde. Son muchas las ilusiones que tenemos en la vida y a nuestra vuelta queremos empezar a cumplirlas. Sin prisas pero sin pausas. Por otro lado están los objetivos laborales, eso también me tiene ilusionado y trabajar con el respaldo de mi mujer me motiva muchísimo.

Por la mañana mientras duermo siento un calor abrasador, puedo notar como sudo y como el cuerpo de mi mujer cada vez se pega más al mío, cuando abro los ojos la sonrisa pícara de Sanem me recibe y acerca su cara a la mía para dejarme probar sus dulces labios, lo que creía que sería un beso suave y simple de buenos días se convierte en un beso voraz.

Cuando nos separamos Sanem se sube encima de mí, está desnuda y mi cuerpo reacciona rápidamente.
-Can: Sanem...

De una forma sensual pone su dedo índice en mis labios para que no hable, está claro quién es la que manda hoy.
-Sanem: Te necesito Can.

Mientras roza su cuerpo contra el mío me besa subiendo la intensidad, su lengua me envuelve y sus dientes muerden mi labio inferior, ya me encuentro bastante excitado y frenar esto sería una completa estupidez, este es el mejor Günaydin que mis oídos pueden escuchar sin siquiera pronunciar palabra.

Despachándome a mi gusto recorro todas sus curvas lentamente con las yemas de mis dedos disfrutando del momento pero Sanem parece estar desesperada porque dirige mis manos hacia sus pechos y las aprieta haciendo que los tome de lleno entre mis grandes manos.
-Sanem: Tócamelos, por favor.

Muerdo mi labio ante su petición y no dudo en hacerlo. Aprieto y sus pezones seguidas se yerguen quedando como a mí me gustan, su cabeza se deja caer levemente hacia atrás y su voz suena como un hilo... No puede casi hablar.
-Sanem: Amo cuando me tocas y me haces venirme...

Su sinceridad caldea mi mente y mi razón, siendo ese mi único objetivo tocarla para darle su desahogo, cuando me llevo uno de sus pechos a la boca Sanem gime y mi entrepierna comienza a doler, succiono y de repente un ruido me saca de toda la atmósfera de pasión. La jodida alarma de mi teléfono móvil suena y me doy cuenta de que he tenído un sueño bastante ardiente con mi mujer.

La apago cabreado, lo hago rápido para no despertar a Sanem pero el movimiento es brusco y al sentir que ya no estamos tan juntos como cuando dormíamos hace unos segundos la hace moverse para buscar calor en mí y el dolor de mi intimidad se hace realidad, no hace falta que mire bajo la sábana para saber qué estoy excitado.

No puedo quedarme así y tampoco quiero calmar esto con una ducha de agua fría, el motivo de mi calor lo tengo justo a mi lado, luciendo un precioso y corto camisón dejando al descubierto esas sensuales piernas.

El hecho de saber que anoche dejó de tomar su tratamiento anticonceptivo me excita más y deseo con ansias hacerle el amor. Que Sanem esté dormida es un aliciente para mi estado así que poco a poco meto mi mano debajo de la sábana para tocar sus muslos y subir lentamente.

Cuando llego a sus braguitas mis manos tiemblan de emoción, acarcio por encima todo el relieve que se oculta bajo esa tela blanca de encaje y mi mujer comienza a moverse y a respirar profundamente, observo su cara y veo como va abriendo sus ojos despacio. Al abrirlos por completo me mira y sonríe, mis movimientos se agudizan y como respuesta abre sus piernas lo más que puede, quiere que siga.