74. NUNCA ME HE MARCHADO.

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CAN:
Creo que Sanem tiene razón y debo calmarme, pero algo dentro de mí me hace estar en alerta en cuanto la escucho o la veo mal. Hoy hemos salido de dudas y hemos vuelto a ver al bebé y parece que un peso muy grande ha desaparecido de mis hombros.

Ahora estamos en el sofá, estoy leyendo un libro y Sanem escribe muy concentrada. Amo verla así. No puedo remediar quererla de una forma sobrehumana. Cuando deja el cuaderno sobre la mesa la miro atento. Poco a poco se va acercando a mí hasta casi tumbarse sobre mi cuerpo.
-Sanem: ¿No tienes sueño mi amor?
-Can: La verdad es que no mucho, ¿Y tú? Si quieres vete a descansar.
-Sanem: Más o menos... Pero me apetece estar contigo, a tu lado.

La abrazo y Sanem posa su cabeza en mi hombro, como todavía estoy un poco incómodo por el accidente me coloco mejor para que en vez del hombro sea mi pecho el que haga de almohada.
-Sanem: He empezado a escribir el libro de nuestro bebé y estoy muy feliz con la idea de saber que algún día podrá leer todos los sentimientos que estoy viviendo así como sus pequeños avances.
-Can: Sin duda estás haciéndole el mejor regalo de su vida.
-Sanem: ¿Te gustaría escribir algún día?

Dice levantando la cabeza y mirándome con la cara llena de ilusión.
-Can: Claro.
-Sanem: Te quiero mucho, Can.
-Can: Yo también a tí mi vida.

Aunque dice no tener mucho sueño Sanem se queda rápidamente dormida entre mis brazos y aguanto un rato para no molestarla, cuando veo que su respiración es profunda la llevo en brazos con mucho miedo, no quiero que nos caigamos o darle algún golpe. Al llegar arriba descubro como puedo la funda nórdica para tumbrala sobre el colchón y taparla. Me lavo los dientes y me duermo yo también.

Por la mañana Sanem ha estado con Asli y Burcu que han venído a visitarla y yo aprovecho para estar en el despacho y echar un ojo a mis redes sociales y el correo personal. También concreto con Alper vía telefónica mis citas medicas y mi próxima vuelta a las grabaciones.

Por la tarde Sanem y yo vamos a dar un paseo y acabamos visitando la finca de mi padre, aunque esta vez no venimos preparados para montar a caballo tampoco es conveniente para ella hacerlo. Sigue teniéndole un poco de respeto a Luna pero al menos ya la acaricia y le da de comer de su propia mano.

Al llegar Sanem se da una ducha y yo espero en el dormitorio para cuando termine poder ducharme yo y no puedo evitar mirar cómo lo hace, sus curvas me fascinan y ver ese cuerpo cubierto de espuma es una tentación bastante grande.

Mi mujer sale del baño envuelta en la toalla y busca entre sus cajones unas braguitas y un camisón, su prenda favorita para estar en casa y lo deja sobre la cama, cuando va a comenzar a secar bien su cuerpo yo me levanto para ir al baño.

Al girarme veo como se seca con rapidez, resopla y musita algo enfadada.
-Can: ¿Estás bien?
-Sanem: Pues no, no lo estoy.
-Can: ¿Te duele algo?
-Sanem: Pues sí, fíjate. Me duele tu actitud conmigo.

Sanem se pone las braguitas y el camisón a toda prisa y sale del dormitorio.
-Can: Sanem...

Voy tras ella pero me ignora, baja las escaleras como un rayo y al llegar abajo se pone tras la encimera de la cocina y abre la nevera para sacar algo de comida.
-Can: ¿Hablamos?
-Sanem: Can, ¿Qué está pasando? ¿Por qué me evitas?
-Can: Yo no te evito.
-Sanem: ¿Ya no te gusto como antes?
-Can: ¿Pero qué dices? ¿De dónde sacas eso?
-Sanem: De tu actitud Can, ni siquiera me miras...

¿Que no la miro? Si ella supiera que la busco en cada situación para deleitarme de cada movimiento, de cada acción, que me tiene loco por su físico y por su personalidad y que esto crece cada día más.
-Sanem: No sé qué más hacer, te necesito, necesito que seamos los de siempre...
-Can: Estoy aquí Sanem, nunca me he marchado.
-Sanem: Necesito a mi amante, necesito sentirme deseada, necesito que me des amor pero no simples besos y que luego te apartes... ¿Te creo rechazo? ¿Ya no me ves como antes?

El Amor Todo Locura.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora