Mezclando el futbol con las canciones de Taylor para hacer una historia completamente ficticia, pero llena de emoción.
A veces la vida da giros extraños, te golpea y te hace creer que lo mereces, para luego devolverte a ese lugar seguro que creías...
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31 deMayo, 2021.
El vino blanco chocaba contra las paredes de la copa debido a la inestabilidad de la mano que la sostenía. Una mano temblorosa, que externalizaba lo que ella no quería demostrar en sus facciones: el miedo, la tristeza, la furia.
Su mirada estaba clavada en un punto fijo en la habitación, y sus dientes apretaban firmemente el interior de sus labios intentando frenar el puchero que salía casi automáticamente.
Lo vió acercarse y decidió borrar esos pensamientos intrusivos, buscó su mirada y forzó una sonrisa con la esperanza de que él le devolviera otra, una sonrisa que le dé seguridad y confianza.
Pero no lo logró.
Él paso a su lado, puso una mano en su cintura y siguió hablando con sus compañeros. Ni siquiera la miró a los ojos.
Ella frunció el ceño y dejó entrar una bocanada de aire en un intento de recobrar su estabilidad.
Se sentía estúpida por haber pensado que él iba a siquiera reconocer su presencia entre tanta gente. Tosió y se removió incómoda, quizá así él iba a verla, pero no hubo respuesta.
-¿Más vino? - Preguntó un señor de unos 40 años, estaba vestido de traje y sostenía una botella de vino blanco en su mano, la miró con una sonrisa mientras esperaba una respuesta.
Ella le sonrió forzadamente y asintió suavemente acercándole la copa. Era la primera persona que la había notado en todo el evento, sus sospechas de haberse vuelto invisible se borraron y aceptó el hecho de que su presencia era irrelevante, lo cuál no le molestaría de no ser que su novio estaba justo a su lado y no le había dirigido ni una palabra en las últimas tres horas. Al menos hasta ese momento:
-¿No crees que ya tomaste suficiente?.
Fue un susurro cargado de prejuicio y desaprobación, camuflado por una sonrisa que disimulaba el hecho de que se sentía avergonzado por su pareja. Apretó suavemente su costado y se alejó para hablar con otro grupo de personas.
Él era la estrella con la que todos querían hablar. Su carisma y talento hacia que todo el mundo viva a su merced.
Olivia rodó los ojos y suspiró, dejando la copa sobre una mesa alta. Escaneó la habitación en busca de alguna cara amiga, ya que a pesar de conocer a casi todas las personas de la habitación, nadie la conocía a ella. ¿Y cómo iban a hacerlo? si la única persona que la relacionaba con todos ellos no fue capaz de presentarle a nadie?.
Se dirigió al baño y se recogió el cabello.
-"Ella es Olivia, mi novia" - Se dijo a ella misma en un susurro mientras se miraba al espejo y rodaba los ojos. -No es tan difícil.
Se apoyó contra una de las paredes del baño y trató de recomponerse; no iba a quebrarse en un evento así, no iba a permitir que la vean mal. En parte por su orgullo, y en parte porque ya podía imaginarse la pelea que iba a tener con él camino a casa por la constante necesidad que tiene ella de cagarle el momento.
