27 de Mayo, 2022
Olivia golpeó la puerta tres veces. Lo hizo con cuidado, como si golpearla con fuerza implicara despertar a la bestia que dormía dentro de la habitación.
No obtuvo respuesta, pero igualmente se armó de valor para entrar, estaba harta de escaparle a sus miedos. Esta situación debía ser enfrentada para que las cosas puedan arreglarse.
El fuego ya estaba encendido, de nada servía huir ahora. Debía quedarse allí y controlarlo antes de que arrase con todo el bosque. Debía ayudar a Julian a calmar la crisis que estaba teniendo antes de que él pierda la cabeza completamente, si es que aún no lo había hecho.
Sino, el sacrificio de Lisandro habría sido en vano.
Entró a la habitación rápidamente, fijandose de abrir la puerta lo menos posible para que el cordobés no escuche el revuelo que se había armado escaleras abajo, donde su familia estaba discutiendo con la familia de Emilia mientras Enzo sostenía a Valentina para que ésta no agarre de las mechas a la castaña.
Entró en la habitación y lo miró.
Julian estaba sentado en el piso, con la espalda en la pared, y los brazos cruzados sobre sus rodillas, como un niño pequeño que intentaba buscar confort en abrazarse a sí mismo en medio de la noche oscura, fingiendo tener la valentía suficiente como para dormir con la luz apagada.
El cordobés estaba esperimentando lo que se siente perder toda la luz del día y adentrarse en la oscuridad de la medianoche. Él siempre había sido un amanecer, viendo las cosas desde el lado bueno, iluminado, alegre, de la vida.
Ahora podía entender por qué Olivia era todo lo opuesto, porque ella había tenido que aprender a vivir en la oscuridad de la noche desde muy chica. Ella sabía lo que era sentir el dolor que él estaba sintiendo, y no iba a dejarlo sólo.
Olivia estaba dispuesta a quedarse junto a él, a aceptar su oscuridad y acompañarlo. Había jurado quedarse a su lado cuando estaba perdido, incluso aunque le daba miedo que él decida alejarse otra vez.
La cabeza de Julian descansaba sobre sus brazos, impidiendo que Olivia pueda ver su cara. No necesitaba verlo para saber que estaba llorando, el color carmín de sus orejas y su cuello, además de los pequeños espasmos involuntarios que hacía su cuerpo, lo delataban.
A Julian no le hizo falta levantar la cabeza para saber quién había entrado a la habitación. Era como si tuvieran un sensor que les avisaba cuando el otro estaba cerca, simplemente lo sentían en los huesos.
- Juli... - Dijo ella despacio, casi en un susurro. No quería incomodarlo, no quería molestar, simplemente quería hacerle saber que ella estaba ahí para hablar cuando él se sintiera listo.
Julian levantó la mirada para ver a la morocha, cuyo corazón se destruyo automáticamente al ver los ojos hinchados, la cara roja y las mejillas inundadas del cordobés que tanto amaba. La destruía verlo de esa manera, no soportaba saber que él estaba mal.
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KARMA - Julian Alvarez (Taylor's Version)
Fiksi PenggemarMezclando el futbol con las canciones de Taylor para hacer una historia completamente ficticia, pero llena de emoción. A veces la vida da giros extraños, te golpea y te hace creer que lo mereces, para luego devolverte a ese lugar seguro que creías...