LXXXV. Lover

3.2K 299 273
                                    

13 de diciembre, 2022

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

13 de diciembre, 2022

La Argentina entera festejaba sin poder creerlo. Después de 36 años sin levantar la copa, después de 8 años de aquella trágica final, la albiceleste tenía la oportunidad de pelear por la gloria otra vez.

El propio himno lo anunciaba: Coronados de gloria vivamos o juremos con gloria morir. Los 26 jugadores iban a cumplir a rajatabla el mandamiento de su nación. Pasaban a la final e iban a salir de ella gloriosos, vivos o muertos.

Olivia terminó de cantar y rompió en llanto arriba del escenario. La emoción la excedía al ver las sonrisas y los festejos de sus amigos y sus familiares. Saber que las cosas finalmente dejaban de ser turbulentas para decantar como arena en un mar de agua clara, más cálido y acogedor de aquel río de agua turbia en el que estaba metida, le daba paz.

Se acuclilló en su lugar, intentando contener el llanto que no dudaba en salir frente a la idea de finalmente poder encontrar la tranquilidad que tanto había buscado. Las palabras de Scaloni habían sido un mimo a su alma lastimada que luchaba sin descanso por ser aceptada y abrazada, en lugar de golpeada desde todos los ángulos posibles.

Ed se acercó a ella y se agachó a su lado, acariciando su espalda y felicitándola al oído; estaba más que feliz por ella, y estaba orgulloso de todo lo que Olivia y sus amigos habían logrado. La morocha lo abrazó como una niña, descargando en los brazos de su amigo toda la tensión que había pasado. Llevaban casi siete años de amistad en los que Ed jamás le había soltado la mano. Era la persona más fiel que Olivia conocía, su amigo más antigüo y más incondicional.

Secó sus lágrimas mientras Ed la ayudaba a levantarse y pasaba un brazo por encima de sus hombros para llevarla tras bambalinas. La morocha debía cambiarse de ropa una vez más; en esta ocasión iba a usar, por primera vez en público y con orgullo, la camiseta con el número 9.

Julian estaba conversando con su familia, esperando que Olivia vuelva con ellos para poder abrazarla y agradecerle por la canción. Él sentía que ese triunfo no era solamente suyo, lo compartía con ella, porque si no fuera por Olivia y su plan maestro, él no estaría convocado al mundial; y porque si ella no hubiera estado ahí para sostenerlo y darle fuerza, él no se creía capaz de hacer lo que hizo.

Ella llegó, vestida con la camiseta de Julian, y a él se le iluminaron los ojitos. Verla entrar a la cancha con la albiceleste con su número y su apellido en la espalda era, para él, tan emocionante como verla caminar hacia el altar con un vestido blanco.

Finalmente ella podía traer su camiseta sin importarle lo que nadie opine al respecto, finalmente podía sentir el orgullo de ver a su chica usando algo suyo. Julian trotó hasta ella con lentitud, apreciando ver la manera en la que la sonrisa de Olivia se ampliaba con cada paso que él daba en su dirección. Estaban felices, estaban orgullosos de haber aguantado todo lo que el mundo había lanzado en su dirección.

KARMA - Julian Alvarez (Taylor's Version)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora