𝐿𝛸𝛸𝑉𝐼𝐼. 𝛮𝑜 𝑏𝑜𝑑𝑦, 𝑛𝑜 𝑐𝑟𝑖𝑚𝑒 (2/2)

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Un asesinato perfecto es aquel que no deja huellas.

Un asesinato perfecto es aquel que no deja pistas, que no permite que el asesino sea rastreado, que deja que quien lo cometió salga limpio, como si no tuviera sangre en sus manos.

Por siglos asesinos y escritores de novelas han intentado encontrar la manera de lograr técnicas de asesinato y desaparición de cuerpos tan perfectas que nadie nunca sería capaz de rastrearlos.

Reales o ficticios, algunos han llegado muy lejos, asesinando a decenas de personas mientras continúan haciendo su vida de manera normal, caminando por las misma veredas que el resto de la sociedad, disfrutando de la libertad.

Todos aquellos asesinos seriales que podemos ver en películas, series, documentales, tienen algo en común: fueron descubiertos. Habiendo admitido o no sus crímenes, todos ellos lograron caer en manos de la justicia gracias a algo: pruebas.

Personas que dedican su vida entera a buscar pistas válidas que permitan encontrar a estos sádicos que disfrutan del sufrimiento ajeno. Detectives y policías que se encargan de recolectar huellas, encontrar armas, rastrear eventos y pasos, con la única intención de atraparlos.

Todo ese trabajo de búsqueda, de generar hipótesis, de intentar encontrar explicaciones, surge a partir un elemento clave: la aparición del cuerpo. Y es que, claro, ¿cómo se encuentra a un asesino si no es mediante el estudio de su obra?

Ahora, ¿qué sucede cuando el cuerpo no aparece?

Cuántos casos existen de personas desaparecidas cuyos casos no pueden estudiarse porque no hay cuerpo que compruebe la muerte. Sin cuerpo, no hay crimen.

No se puede castigar a alguien si no es seguro que esa persona cometió un crimen. Y no se puede estar seguro de que un crimen fue cometido si no hay cuerpo.

Ahora, quitarle la vida a alguien haciendo que su cuerpo deje de respirar o que su corazón se detenga, no es la única manera de matar. Las palabras también pueden funcionar como un armal mortal que mata a una persona sin dejar rastro, sin dejar pruebas.

Kylian había matado a Olivia con sus palabras más de una vez, pero era incomprobable. Las palabras de él siempre habían pesado más: cuando él las usaba en contra de ella, la destruían; cuando él juraba que no había dicho o hecho nada, todos le creían.

El francés tenía un arma muy poderosa en sus manos, un arma imposible de rastrear. Cada frase era un veneno que se había encargado de asesinar a Olivia lentamente, matando toda la esperanza y las ganas de vivir que tenía dentro de ella.

KARMA - Julian Alvarez (Taylor's Version)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora