Mezclando el futbol con las canciones de Taylor para hacer una historia completamente ficticia, pero llena de emoción.
A veces la vida da giros extraños, te golpea y te hace creer que lo mereces, para luego devolverte a ese lugar seguro que creías...
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11 de diciembre, 2022
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- ¿Qué te dije yo? - Preguntó Enzo mientras veía la cara de Julian ponerse completamente seria.
El morocho le estaba mostrando la imagen que el mismísimo Jack Grealish había subido a su cuenta de Instagram.
- Amigo, mira como la mira. - Decía el morocho señalando con bronca la pantalla. Emiliano le hacía señas para que deje de hablar porque lo único que hacía era echarle leña al fuego, haciendo que Julian empiece a molestarse por cosas que solían darle igual.
El cordobés no era para nada celoso, pero la toxicidad de su amigo se le contagiaba cuando este no paraba de hacer señalamientos así.
- Cortala boludo. - Decía Paulo mirando a Enzo con seriedad, el morocho levantaba las manos en señal de inocencia.
- Sólo digo que empieces a marcar territorio porque sino estos se van a pasar de vivos. - Agregaba Enzo, haciendo que Julian lo mire en silencio. Su cabeza no paraba de dar vueltas desde la presentación de Olivia en el partido de Inglaterra y Francia, la idea de mantener su relación en secreto dejaba de parecerle interesante cuando veía la cantidad de hombres que buscaban acercarse a la morocha; la situación empeoraba cuando esos hombres eran sus propios amigos.
- No le des bola. - Le susurraba Lisandro al oído a Julian, intentando tranquilizarlo. - Olivia te ama a vos, no le importa cuántos pibes más la busquen.
- Sí, lo sé. - Respondió Julian con un suspiro, intentando pasar el trago amargo que Enzo le había convidado. - No desconfío de ella, solamente me gustaría que estos pajeros lo disimulen un poco más.
Lisandro hizo una mueca, él no iba a comentar nada al respecto sabiendo que era uno de los "pajeros" de los que Julian hablaba. Decidió guardar silencio antes de hundirse a sí mismo, esperaba que Enzo no comente nada al respecto.
Para su suerte, el morocho ya estaba distraído con otra cosa. Había tirado la bomba en la cabeza de Julian y había seguido camino, dejando al cordobés a solas con sus inseguridades y sus miedos.
