Mezclando el futbol con las canciones de Taylor para hacer una historia completamente ficticia, pero llena de emoción.
A veces la vida da giros extraños, te golpea y te hace creer que lo mereces, para luego devolverte a ese lugar seguro que creías...
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18 de Diciembre, 2021
Todos los presentes festejaban el amor, cantaban a todo pulmon y sonreían de oreja a oreja.
El tiempo pasaba volando, tan rápido que la mayoría ni se habia fijado en la hora. Pero Oriana sí.
Eran las 00:02 del 18 de diciembre cuando la morocha se subió al escenario de su propia boda y pidió un minuto de silencio. Con una sonrisa gigante en la cara, buscó a Olivia entre la gente y habló:
- Quiero agradecerles a todos por acompañarnos, gracias por dejar su vida de lado por una noche para venir a celebrar con nosotros. Con Paulo estamos muy felices y agradecidos, pero personalmente quiero tomarme el tiempo de hablarle a una persona especial.
Todos miraban a la novia con una sonrisa, expectantes, interesados en saber qué traía entre manos.
- Hoy no sólo es mi primer día como mujer casada, sino que es también el cumpleaños de una persona tan pero tan especial, que desearía que todos tuvieran el privilegio de conocerla.
Olivia abrió más grandes los ojos mientras miraba la hora en la pantalla de su celular. 00:04, su cumpleaños, sus 21 años.
La morocha miró a su amiga con una mirada timida y una sonrisa que empezaba a aparecer.
Julian estaba a sus espaldas, acariciando sus brazos y besando su hombro mientras le susurraba al oído "feliz cumpleaños, mi amor".
La ojiazul sentía las miradas sobre ella, volviendose tímida frente a la situación.
- Esta persona se convirtió en una hermana para mi, y agradezco muchísimo poder acompañarte en tus mejores y peores momentos. - Dijo la morocha, para luego alzar su copa en los aires diciendo: - Feliz cumpleaños Liv, te amo.
Paulo se acercó a la morocha con una torta en sus manos, con una vela y bengalas. Olivia lo miró incrédula, era la primera vez que alguien hacía algo así para ella.
De niña, pasaba sus cumpleaños solo con su madre, porque amigos no tenía y su padre desaparecía.
De más grande conoció a Julian y sus cumpleaños se hacían en la casa de él, donde Mariana, la mamá de Julian, le preparaba una linda merienda para que ellos dos compartan.
Cuando se fue de Calchin, sus cumpleaños en compañía del cordobés se perdieron, dejando paso a la soledad y la angustia otra vez.
Ed la acompañaba mientras Olivia se encargaba de beber y comer cosas dulces, para ahogar las penas y el sentimiento de soledad.