Amor Mío

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El evento de las esclavas rusas no había pasado desapercibido por nadie en el Harén, se quejaban de lo enferma de los celos que era Hürrem sultán hasta el sultán mismo lo había oído pero no le importo, si su esposa es así es por amor.
Pero por su lado Hürrem no dejaría a nadie sin su pago y ya había movido sus peones en el juego de ajedrez.

-Mi sultana.-La larga reverencia de firial hizo sonreír a la pelirroja, la amante de ibrahim pasha...una traidora.

-Mi querida Firial...¿Hace cuánto que estás aquí? Cariño es hora de que seas feliz!

-Sultana soy feliz...

-Lose, siempre fuiste tan dulce y tan parecida a daye hatun!

-...-Sonrio en silencio, la hatun le tenía aprecio a daye, era como su madre luego de haber llegado tan pequeña al Harén.

-Por eso mismo querida decidí casarte!-El anuncio feliz de la Haseki hizo temblar a Firial, todo se desmoronaba ¿Que pasaría? ¿Que diría ibrahim?

-No puedo.-Murmuro en un hilo de voz.

-¿Porque? No tienes pretendiente! Además, el es un hombre encantador.

-¿Quien es?

-Nazu Efendi.-El rostro de firial palidecio y la Haseki se sentía bien con su dolor, Hatice que llegaba miro la escena con detenimiento.

-Hürrem! ¿Que le haces a firial?

-Oh sultana, solo le doy las buenas noticias. Ella se casará, se marchara y será feliz.

-¿Quieres eso firial?-La pregunta de Hatice fue un rayo de esperanza el cual Hürrem destruyó.

-Claro que quiere! Sultana ¿Quien no ama tener alguien a su lado con el cual compartir cariño y tener hijos?

-Es cierto, felicidades firial...-Ambas mujeres dejaron marchar a la hatun quien parecía que le dieron la peor noticia de su vida y así fue pero en su mente Hürrem tenía alguien menos en su lista. Le dolió saber que ella e ibrahim conspiraban juntos.

🥀


La jovencita que se había escabullido de sus criadas y agha se iba con su libro favorito hacia el pasillo inhabitado, era su lugar predilecto para leer actualmente lejos del palacio, sonidos escandaloso se oían cerca y dos amantes se encontraban juntos besandose.

-Que descaro.-Susurro Mihrimah, la sultana tomo un florero con una rosa marchita y lo lanzó cerca de ellos causando un estruendo.

-Allah!-Chillo mahidevran.

-Me voy.-Anuncio el pasha acomodando su camisa, está vez si estarían en problemas.

-...-La sultana esperaba pacientemente, total nadie la había visto aún. Todavía se le hacía asqueroso eso de que ambos engañaran a tanta gente juntos y el verlos juntos era peor, con esos mismos labios que hoy se besaban ambos le mentian a su padre, un sultán.

-Maldita sea...-Susurro Mahidevran mientras acomodaba su vestido luego se tendría que poner ropa algo más cerrada. Ibrahim la habia marcado mucho, no podría decir que fue una simple alergia.

-Sultana!-La castaña temió por primera vez y Mihrimah al ver sus ojos no pudo evitar pensar en la primera vez que los encontró juntos a ella e ibrahim, se dieron unos cuantos besos en el jardín de rosas luego de la muerte de su abuela Hafsa, unos cínicos sin duda.

-Majestad Mihrimah...-La castaña se reverencio cómo era debido, ahora no podría ser altanera.

-¿Que haces aquí?

Serpiente RusaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora