Lazos que se rompen

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Hatice paseaba de un lado a otro con Nefiseh tras ella, la pequeña ya caminaba, aunque torpemente porque es pequeña pero aún así y la seguía a su madre arrastrando y tirando de su vestido.

-Huricihan Quieta.-Pidio a su pequeña y saco la tela de sus manos.-Juega con tus cosas cariño.

-¡Mamá!-Grito Ahmad desde afuera.

-Mi pequeño, que necesitas.

-Nefiseh tocó mis juguetes, estoy cansado de ella.

-No no, debes ser bueno. Es una bebé pequeñita aún.

-Sultana, se la ve preocupada.-Manifesto Melike Hatun Daye de Nefiseh.

-Lo estoy Melike.

-¿Quiere que mandé a buscar a Gülfem para que hable con ella?

-Si, hazlo. Aunque sabes extraño mucho la vida familiar...amaría ver a Fátima.-La muchacha se fue y Hatice no pudo dejar de pensar en las veces que ibrahim llegaba tarde y oliendo a fragancia de Jazmín. Las veces escandalosamente borracho o cuando no tenía paciencia y tiempo para ella y sus hijos. El embarazo de Nefiseh fue un milagro considerando que ya no la tocaba casi nunca y las pocas veces que eso paso luego de su último embarazo el manifestó sus ganas de no tener más hijos, al principio porque 'Es suficiente con un niño y una niña' ahora ya no da razones solo miradas de odio hacia una esposa la cual quería una familia numerosa y llena de amor.

-Sultana.-Llamo Gülfem hatun. Hatice miro la ventana y el sol había bajado mucho y Nefiseh ya no estaba, sus hijos se habían retirado de la habitación y ella por pensar ni lo noto.

-¿Llegaste bien?

-Si, sultana.

-Me alegra, ven conmigo...

🥀

-Mi hermoso principe, sabes yo después de tú hermanita Mihrimah esperaba una princesa con mis ojos y el color de cabello de tú abuela Hafsa, pero tú viniste a mi vida. Haces a tú mamá muy feliz cariño mío.-Hurrem le hablaba al pequeño Abdullah de dos meses de vida.

-Yo también pensaba que tendrías una niña.-Menciono Mihrimah.

-Si lo hubiera Sido se hubiera llamado Alev, ese nombre quería para Beyhan pero tú tía Hatice le puso otro más bonito...

-No es bonito, no te gusta. Le dices Beyhan porque odias llamarla Ipek.-Respondio Mihrimah mirando a su madre de forma severa, la sultana ya había crecido y ya tenía conversaciónes más fluidas con todas las mujeres del palacio y era bien instruida por sus maestras.

-Mihrimah no...-Sharazad entro a los aposentos de golpe y sin haber Sido anunciada, Hürrem tomo esto como raro pues la mujer siempre fue educada cuando se trataba de ella.

-Hürrem, Tengo que hablar contigo. Mihrimah, mi vida retirate un momento.-La sultana miro algo mal a su tía pero aún así se marchó sin una reverencia a ninguna de las dos adultas que estaban ahí. A Sharazad no le importo, si bien en orden jerárquico estaban en el mismo lugar sabía que Mihrimah era más importante porque era la hija del sultán reinante y no le debía honores a ninguna otra sultana que no fuera su abuela o su madre y ni tampoco así era una obligación. Además no era una mujer inmadura como Hatice o Fatma que se hubieran ofendido.

-¿En qué puedo ayudarla?

-Que paso esa vez que tú y mi madre volvieron del palacio de Hatice.

Serpiente RusaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora