CAPÍTULO 79: HASTA LUEGO

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Al anochecer, Eli y Nat se ofrecieron a quedarse a cuidar a Ally y a Dawn, Norman se quedaría a dormir junto a Judith en la habitación de Glenn y Maggie.

– dime que tú no tuviste nada que ver con que Norman y Jude se quedaran con Maggie o que ni tú ni yo nos hayamos quedado cuidando a Ally y a la bebé.

– tenemos que hablar.

– yo no estoy de humor para hablar.

– ¿entonces cuándo?

– pues no hoy, quiero descansar. – me acosté y me cubrí con la manta, pero seguí sintiendo la mirada de mi esposo, me volteé, estaba sentado, mirándome como si esperara que hablara con él, bufé. – sé de qué quieres hablar y eso es justo lo que estoy evitando, no terminaremos bien.

– ¿entonces me seguirás evitando?

– no te estoy evitando.

– no fue mi decisión. – comentó tocando el tema y me senté.

– no tengo duda de eso, pero ¿por qué él sigue vivo? Pudiste intervenir, me prometiste que lo matarían. – le reclamé.

– fue la decisión de Rick, no fue la de nadie más.

– y tú la seguiste, todos la siguieron.

– los Salvadores se rindieron, todo terminó. – seguí negando. – yo tampoco estoy de acuerdo con su decisión, pero es lo que nos tocó.

– ¿Lo que nos tocó? ¿Permitirás que mi papá deje vivo al hombre que mató a tu hermano y a tu bebé?

– estará encerrado el resto de su vida.

– eso no es suficiente, jamás será suficiente... ¿y qué tal si... si algún día escapa y los Salvadores vuelven detrás de él? ¿Qué harán con ellos?

– pertenecerán a nosotros.

– no, esos asesinos...

– no todos son asesinos, también hay niños y adultos mayores en el Santuario, tú mejor que nadie debe saberlo.

– sí, pero no todos se unirán y se redimirán, no todos son buenas personas como Alden, Eli, quizás Laura y Dwight, no todos son como ellos, siempre habrá gente que no querrá cambiar su estilo de vida... y es mejor evitar que suceda algo a lamentarnos después... sé que no fue tu elección, pero eres su mano derecha, su hermano, tienes voz, Glenn y Maggie también.

– tú igual.

– y trataré de hablar con él, pero no hagas promesas que luego no podrás cumplir. – se mantuvo serio, me sentí algo culpable, pareciera que lo estuviera regañando, como si la culpa recayera en él y no es así. Me acerqué a él y lo abracé. – hoy fue un día pesado para todos, es mejor ya dormir, mi vida. – le dije un poco más calmada y deposité un beso en su frente, sonrió levemente y me besó.

– bipolar. – reí.

– mira quién habla.

– nadie te gana.

– a veces yo, a veces tú. – lo besé y acaricié su cabello, haciendo que cerrara sus ojos y recargara su cabeza en mis manos, relajándose. – ¿quieres un masaje?

– no deberías... – comenzó a decir.

– Nat ya me quitó las suturas y no haré la misma fuerza que ese día, no habrá problema. – sólo jadeó aceptando, se acostó y le hice un masaje en los hombros y en la espalda. Así seguí dándole masaje por un buen rato, me fijé y vi que tenía los ojos cerrados. – ¿Daryl? Daryl... – no respondió, estaba completamente dormido. – lo siento mucho, te adoro. – besé su mejilla, me levanté, tomé mi cuchillo, mi arma y salí.

Perfect [Daryl Dixon & Tú]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora