CAPÍTULO 76: DUELO

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Después de varias horas llegamos a Hilltop, en cuanto puse un pie dentro de la comunidad empecé a ver negro y me desplomé.

Desperté en un remolque, conectada a una intravenosa y tomada de la mano de mi esposo, a lo lejos en la esquina vi a mi papá con Judith, Michonne, Ally con Norman, Adrien, Eli, Maggie y Glenn.

– hay... demasiadas personas aquí. – fue lo primero que solté y sonrieron. – hola... – acaricié la mejilla de Daryl y él besó mi mano. – estoy bien.

– gracias a Dios. – soltó Glenn. – ¿cómo te sientes?

– como si me hubiera arrollado un autobús. – comenté. – ¿eso pasó? Díganme que eso fue lo que pasó y no lo que recuerdo. – sus sonrisas se desvanecieron por una expresión triste. – mierda... no... él... él está allá afuera con Enid.

– Rory...

– me niego a aceptarlo, él no se ha ido. – mis ojos se empañaron. – él aún está aquí.

– sí, lo está, pero... no físicamente. – respondió Adrien.

– creo que deberíamos...

– sí. – comenzaron a salir del remolque, hasta sólo quedar papá, Jude y Daryl.

– hay alguien que quiere verte. – canturreó papá acercándose con mi hermanita, ella se veía confundida y asustada, me senté, me sequé las lágrimas y extendí los brazos hacia ella, papá la sentó en mis piernas y la abracé con una sonrisa.

– hola hermanita, te amo mucho... y te protegeré de todo sin importar qué, ¿sí? Vas a vencer este mundo. – le dije. – y trataré de acompañarte en el proceso, no estarás sola, nunca lo estarás, princesita. – besé su frente. – tienes a tu hermana mayor para ayudarte a patearle el trasero a esos estúpidos caminantes.

– Rory... – reí y él sonrió. – estamos juntos en esto, los cinco: Michonne, Judith, Daryl, tú y yo. – él lo miró. – eres familia. – le sonrió, es la primera vez que abiertamente lo incluye como parte de nuestra familia. – creí que lo sabías desde que te casaste con mi hija sin mi bendición. – reí.

– ¿tengo tu bendición? – asintió y Daryl me miró.

– no me casaré una tercera vez, ¿verdad que no, Jude? – ella negó. – ella dice que no.

– no ha tomado su siesta, la llevaré a dormir, tú también deberías descansar. – me recomendó papá mientras la cargaba, sólo asentí. – lo digo en serio.

– lo sé, lo haré.

– te amo, linda. – sonreí.

– también te amo, papá. – salió del remolque.

– que yo recuerde... esta es la enfermería. – mencioné. – podemos irnos.

– no hasta que vuelva Eli. – respondió señalando la intravenosa con la mirada, bufé y me acosté de nuevo, pero esta vez me hice a un lado y él se acostó junto a mí, pasó su brazo por debajo de mi cabeza y yo coloqué mi pierna sobre su regazo.

– ¿cómo te sientes? – le pregunté.

– debería preguntartelo a ti.

– a mí ya me lo preguntaron varias veces... – acaricié su cabello, despejando su cara. – quiero saber cómo estás tú.

– no importa...

– claro que sí, importa demasiado. – sus ojos se pusieron llorosos.

– sabes que hubiera dado mi vida por Carl. – confesó. – quería a ese niño, llegaba a ser fastidioso a veces, pero... era buen chico... y lo que hizo... fue un héroe.

– sí, lo fue. – besé su mejilla.

– creo que yo tampoco podría con otra pérdida más. – me abrazó más fuerte. – eres mi vida.

– y tú la mía. – buscó mis labios y los besó.

[...]

Nos quedamos dormidos, pero cuando desperté estaba en un lugar diferente.

Parecía estar dentro de la mansión, me levanté y caminé por los pasillos, todo estaba oscuro, bajé las escaleras y vi una silueta en el umbral de la puerta, no podía ver su cara.

– ¿quién eres? – pregunté pero no respondía, toqué mi pantalón, tratando de buscar mi pistolera pero no estaba, ni siquiera mi cuchillo. – no te haré daño, sólo quiero saber quién eres, si estás dentro de Hilltop seguramente... – sacó su arma y me apuntó. – ¡hey! – levanté las manos en forma de rendición. – tranquilo... tranquilo...

– ¿por qué no me detuviste? ¿por qué no me protegiste? – preguntó con notoria molestia, inmediatamente reconocí la voz.

– Carl... yo...

– mamá confió en ti, papá confió en ti... y los decepcionaste, no pudiste estarlo con Harley y por eso murió, por eso yo también morí y no serás capaz de estarlo con Judith.

– Carl, tú ya no eres un niño que deba vigilar 24/7, tú sabes lo que haces, lo que te pasó no fue mi culpa.

– ¿segura? – disparó, dándome en el hombro.

– tú no harías esto, tú no me harías daño.

– tú me mataste, te mereces lo mismo. – se acercó, dejándome ver su rostro, no tenía su venda, podía ver su cicatriz en donde solía estar su ojo derecho y su piel se veía grisácea como en su lecho de muerte. – tú no mereces vivir. – me apuntó a la cabeza y disparó.

Desñerté alterada, Daryl se sentó y me abrazó.

– ¿una pesadilla? – asentí.

– ¿por qué siempre mis pesadillas son Carl matándome? – cuestioné retóricamente. – ¿qué estoy haciendo mal?

– Rory...

– ¡no! – me levanté y miré alrededor, estaba también en el suelo, junto a todos los demás del resto de las comunidades.

Caminé cuidadosamente hasta afuera y al salir de la mansión, corrí hasta la tumba de Dim.

– ya no sé qué hacer... – solté y me dejé caer de rodillas ante mi mejor amigo. – no puedo... ya no puedo, Dim, lo siento. – dije con la voz entrecortada y me tapé la cara con las manos, soltandome a llorar. – necesito ir a Alexandria, necesito ver a mi hermanito... sé que lo vi con mis propios ojos, pero necesito verlo de nuevo, necesito ver a mi niño. – sentí que unos brazos me rodearon, era papá, lo abracé al instante.

– estoy aquí, mi niña. – me aferré a él. – si quieres ir a Alexandria, iremos juntos a verlo, ¿sí? – asentí y besó mi frente.

– es muy injusto, ¿por qué él? ¿Por qué Dios tuvo que llevárselo a él? ¿Por qué no me llevó a mí en su lugar?

– Rory...

– daría lo que fuera para retroceder el tiempo y no ir con Nat a la enfermería, sólo así él no hubiera salido.

– habría buscado la manera, ya lo conocías, ¿no recuerdas en la prisión cuando se perdió Carol? – asentí sonriendo.

– sí, se metió a los pasillos a buscarla, Daryl lo encontró y lo mandó de regreso. – recordé.

– lo que le pasó no fue tu culpa, fue mía, no lo protegí como debía, no.. no pude proteger a ninguno de ustedes. – empezó a derrumbarse. – no pude proteger a tu mamá, ni a Harley, ni a Carl, ni a ti... pero te prometo que lo haré, que te protegeré y protegeré a Judith como debo hacerlo, es mi trabajo.

– tu trabajo es amarnos. – le repetí las palabras que le dijo Carl. – y te ayudé. – asintió y besó mi cabeza mientras aün seguíamos abrazados.

Perfect [Daryl Dixon & Tú]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora