CAPÍTULO 3: ADIÓS HOSPITAL

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Anocheció de nuevo, Eli se acercó a mí.

– Allison tiene razón.

– Rory...

– mi papá solía ser mi héroe cuando era una niña, es decir, era un policía, los policías son héroes pero mi papá jamás estaba ni estuvo orgulloso de mí.

– seguro que sí, sólo que jamás te diste cuenta.

– no, te aseguro que no, se le notaba en la mirada porque cuando Harley o Carl hacen... hacían algo, lo que sea como para sentirse orgulloso, se le notaba la mirada, esa mirada que jamás tuvo conmigo. – suspiré y lo miré. – no creo que haya sobrevivido a esto, ojalá que mis hermanos y mi mamá sí pero dudo que mi papá haya despertado del coma.

– ¿y si lo hizo?

– ojalá esté con nuestra familia, ojalá esté vivo.

– mirate, ya estás progresando. – sonreí y me secó las lágrimas. – si la doctora Grey te viera, estaría orgullosa.

– ¿quién? – bromeé y rió. – sí, lo sé, mi mamá también. – lo miré.

– ¿qué?

– ¿intentaste contactarte con tu familia cuando comenzó esto? – asintió. – ¿y? – negó y me recargué en su hombro. – lo lamento mucho, Eli.

– lo mismo digo, ojalá mi hijo esté bien.

– ojalá que sí, reza por él.

– eso hago cada mañana y cada noche, eso es lo único que hago todos los días.

– ¡yo me voy de aquí y nadie me va a detener! – gritó Allison molesta. – ya no puedo seguir encerrada en esta prisión, ya estuve 5 años encerrada aquí, ya no puedo estar aquí y ya no existe algo que pueda detenerme de salir de este lugar.

– sólo los muertos. – mencionó Evan, no sé exactamente cuál es su condición pero sé que tiene 13 años.

– sólo busco algo duro para pegarles en la cabeza y listo, mueren por completo, no es problema, al menos no para mí.

– Eli... – le habló Kenny y todos lo miramos, Eli se levantó y suspiró. – tenemos que hacer algo.

– irnos, claro está.

– ¡ya callate! – le gritó Abbey a Allison.

– gracias, ya están aquí. – dijo Evan viendo las puertas de la cafetería, estaban los muertos queriendo entrar pero por suerte había tablas bloqueando las agarraderas y sillas atravesadas. – ahora van a romper el vidrio de las puertas y nos van a comer y el esfuerzo de mantenernos vivos será en vano todo por tu maldita culpa. – comenzó a hiperventilar.

– Evan, Evan, tranquilo... tranquilo... – supongo que lo suyo son ataques de pánico y ansiedad. – nadie morirá porque las puertas están bloqueadas, Allison no saldrá hoy, ¿verdad?

– verdad, me iré hasta que ellos se vayan de nuevo. – dijo tratando de calmarse.

– mañana a las 8 am nos vamos. – indicó Eli mirando el reloj en la pared. – Allison puede tener razón, puede que haya más enfermeros y ellos se encarguen de los demás pacientes, nosotros nos encargaremos de nosotros.

– espera, espera, ¿nos iremos en grupo? – preguntó Allison, en tono de queja y resoplé mientras rodaba los ojos.

– y creía que la popular de mi escuela era la persona más molesta del mundo pero al parecer era sólo de la escuela, ya encontré a la del mundo. – dije.

– tú callate.

– no, tú callate, ya nos tienes hartos a todos con tus quejas. – le grité. – ahora sólo duérmete y para mañana a las 8 ya no sabrás nada de nosotros, ¿está bien eso para ti?

– está perfecto para mí. – sé acostó. – buenas noches por última vez, idiotas.

– ¿decías, Eli?

– gracias, Rory, nos iremos a las 8, pero primero tenemos que revisar algunas cositas.

– ¿cuáles?

– lo que queda de comida y bebida, lo que sirva, también medicamento, vendas, gasas, lo esencial de primeros auxilios por si acaso.

– también al salir debemos pasar por una tienda de ropa, no podemos andar así afuera. – dijo Will, ataques de ira, 50 años, refiriéndose a las batas.

– lo haremos, no se preocupen. – dijo Nataly.

– bien, eso es todo por ahora, descansen. – asentimos y se volvió a sentar junto a mí. – todos estaremos bien.

– todos estaremos bien. – repetí. – buenas noches y gracias.

– no es nada, buenas noches. – se acostó a dos metros de mí y yo también me acosté, cerré los ojos y traté de conciliar el sueño.

[...]

A la mañana siguiente revisamos el hospital, obvio con vigilancia de los enfermeros y luego salimos del lugar.

– hasta que salen, idiotas. – dijo Allison exhalando humo, miré su mano, traía un cigarro prendido, notó que la miraba. – un cadáver traía dos cajetillas y un encendedor, ¿alguien quiere? – Evan levantó la mano y Will se acercó a ella por uno.

– eso te dará más ansiedad, Evan.

– eso es mentira, Evan, los cigarros te relajan.

– Allison... – le llamaron la atencion los cinco enfermeros.

– las leyes ya no existen, dejen al niño fumar un poco.

– tiene ansiedad ¿y quieres darle un cigarro?

– es una TLP, ¿en serio dudas por qué lo hace? – preguntó Will. – es una enferma mental.

– los ataques de ira también son una enfermedad mental, William, no lo olvide, está tan enfermo como yo. – le regresó Allison.

– ¿cómo osas...?

– ¡tranquilos! Allison, ¿que no querías irte sola?

– lo pensé mejor, no es tan mala idea ir en grupo y no acepto un no como respuesta.

– comoquiera no iba a ser un no. – dijo Eli. – okay, tenemos que tener mucho más cuidado que en el hospital, vamos por ropa para ustedes y revisaremos más lugares. – todos asentimos y lo seguimos.

– adiós hospital del carajo. – dijo Allison caminando de reversa y sacándole el dedo medio al hospital.

– adiós hospital. – susurramos Kendall, Evan y yo y sólo seguimos a los demás.

Perfect [Daryl Dixon & Tú]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora