Perfect [Daryl Dixon & Tú]

CAPÍTULO 39: INVASIÓN

Me quedé dormida pero unos ruidos me despertaron.

– Harley... – agarré mi lámpara y la encendí apuntando a mi hermana, estaba acostada hacia el lado de la pared. – Harley, ¿estás bien? – la volteé con cuidado, no se movía, me acerqué a su pecho, no respiraba. – Harley... – le comencé a hacer RCP. – ¡Hershel! ¡Hershel! – no tardó en llegar junto a Maggie. – no respira. – la revisó y miró a Maggie.

– Rory, vamos con Glenn.

– no puedo irme, tengo que cuidarla.

– Rory... vamos.

– no puedo.

– Aurora... – miré a Hershel y a mi hermana, él estaba sacando su cuchillo.

– no, no, no... ella no está muerta, Daryl va a llegar en cualquier momento, por favor no la mates.

– ya está muerta.

– a Rick lo trataron de revivir por media hora y sobrevivió.

– pero esto es diferente, esto atacó su sistema inmune y respiratorio, tú sabes que ella era muy frágil con las enfermedades.

– es, Maggie, es, no hables de ella como si estuviera muerta.

– Rory... – Dim salió de su celda.

– ¿puedo? – Maggie asintió, se acercó y me abrazó.

– ella no puede morir, es sólo una niña.

– lo siento. – me solté a llorar, me volteó la cabeza para que no mirara, sólo escuché a Maggie soltar un pequeño grito.

– esto es una pesadilla, esto es una pesadilla.

– no lo es. – dijo Dim.

– necesito ir con Rick y Carl. – dije.

– Rory...

– deben saberlo.

– yo iré, yo iré. – se ofreció Maggie.

– vamos con Glenn. – fuimos con él, estaba despierto.

– ¿qué pasó? – miró a Dim y luego me miró a mí. – ven.

– estoy bien aquí. – respondí sentándome junto a Dim, aun abrazada de él. – era sólo una niña...

[...]

Amaneció, Bob entró a la celda de Glenn junto a Maggie.

– ¿y Daryl?

– está afuera. – salí corriendo de ahí, Daryl estaba llorando.

– ya te dijeron. – me miró y corrió a abrazarme.

– lo siento, lo siento.

– no fue tu culpa, ella sabía que no iba a sobrevivir... su sistema inmune era muy frágil como para resistir eso, no fue tu culpa... Dim está bien, se ve mejor, igual Sasha y Glenn. – me separé de él y sequé mis lágrimas y las suyas. – iré a... cavar.

– yo lo haré.

– yo quiero hacerlo, era mi hermanita.

– por eso, porque era tu hermanita. – sólo asentí, besó mi frente y se fue al pabellón, vi a Carl y a Rick en la granja.

Caminé hacia ellos, Carl en cuanto me vio me abrazó.

– si te atreves a culparme... – sólo me abrazó también.

– no fue tu culpa, nadie podía hacer nada. – dijo con la voz entrecortada. – gracias por cuidarla.

– era mi hermana, claro que iba a cuidarla. – besó mi frente y nos siguió abrazando a ambos. – ¿cómo está Judith?