CAPITULO 11: ... Y CONFESIONES

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Comenzamos a caminar en dirección a la granja.

– ¿cómo estás de... eso? – señaló mi cara, ya los arañazos estaban cicatrizandose.

– mucho mejor que tú, seguro... – volvió a rodar los ojos. – gracias por preguntar. – sólo asintió sin darle importancia. – ¿quién es Merle?

– nadie.

– ahí abajo no parecía ser nadie.

– era mi hermano. – confesó cortante.

– ¿qué le pasó?

– tu padre lo esposó a un tubo de metal y luego el grupo lo abandonó en la terraza, esposado... cuando volvimos por él, ya no estaba... tuvo que serrucharse la mano para escapar.

– auch... mierda, no me sorprende que papá haya hecho eso pero tu hermano debió dar una buena razón.

– era muy molesto, un verdadero hijo de puta.

– oh... es de familia. – me miró, mierda, no lo dijo esa voz sólo en mi mente. – lo siento.

– no es mentira. – admitió y sólo lo miré apenada. – sé que tienes algún problema mental, no te preocupes.

– esquizofrenia paranoide. – confesé y me miró con lástima. – es horrible la verdad, llegué a hacer cosas de las cuales no me enorgullezco.

– ¿qué? ¿Matar a alguien? – sólo lo miré, dándole a entender que sí. – eres peligrosa entonces.

– ya no tanto, tomo medicamentos que detienen las voces... casi todo el tiempo... pero es como decir que un hijo de puta es peligroso.

– Merle sí era peligroso.

– ¿y tú lo eres?

– si me provocan...

– espero jamás provocarte.

– ni yo a ti, no quiero conocer ese lado. – llegamos al campo, justo donde empezaba el bosque.

Vimos como Shane, T-Dog, Glenn —que al parecer ya había vuelto de la farmacia— y a papá acercarse corriendo.

– ¿es Daryl ese?

– sí. – respondí de lo más normal y me miraron asustados. – ¿qué tiene? Que agradezca que lo salvé. – Shane me miró mal y papá le apuntó.

– cállate. – respondió y la cara de los cuatro cambió a una de alivio, sólo reí. – esta es la tercera vez que me apuntas a la cabeza. – pareciera que aún estaban procesando que Daryl estuviera a vivo, a pesar del aspecto que tenía, que fácilmente se puede confundir con un caminante. – ¿vas a dispararme o no? – bajó el arma pero le dispararon a la cabeza, apenas y un roce.

– ¡no! ¡no! ¡no! – gritó papá haciendo señas a la caravana.

– estaba bromeando.

– vamos.

– y tú deja de reírte. – me dijo Daryl.

– tú lo invocaste. – lo cargaron como pudieron, a duras penas podía caminar, Dale y Andrea llegaron corriendo.

– oh Dios mío, ¿está muerto?

– inconsciente, lo rozaste nomás.

– pero mírenlo, tiene orejas. – señaló Dale el collar de orejas que traía el arquero, no había notado eso, papá se lo quitó y se lo guardó en el bolsillo.

– no comentemos eso.

– oigan, ¿no es de Sophia esto? – preguntó T-Dog sosteniendo una muñeca de tela.

Perfect [Daryl Dixon & Tú]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora