Capítulo 17.

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Rebecca:

Termine con mi discurso y Lucía corrió a mi para decirme en voz baja que el “reloj” había sonado demasiadas veces, ella fue quien lo tuvo guardado en su bolso. Salimos al jardín y nos escondimos detrás de los árboles estaba oscuro y apartado de todos que nadie podría descubrirnos. Mire la pantalla, Michael había llamado por lo menos cinco veces y comencé a preocuparme suponiendo que algo malo había sucedido en su época, le devolví las llamadas y al primer intento él me contestó.

—¿Estás bien? —pregunté con rapidez. —¿pasó algo malo?
—No ha pasado nada malo, todo está bien yo estoy bien— respondió tranquilo. —La pregunta es ¿Tú lo estás?

Me sentí aliviada de saber que no había nada malo, creo que debo empezar a tranquilizarme y dejar de tener pensamientos negativos.

—Estoy bien, es solo que ha sido una noche muy intensa— respondí. —Dar una fiesta es demasiado agotador.
—Sí y sobre eso solo llame para decir ¡Feliz cumpleaños! Yo no celebro pero quise llamar y decir felicidades— me dijo con su suave voz y sentí que yo explotaba de emoción y felicidad. —No lo olvides el futuro es tuyo y puedes hacer lo quieras. Te quiero—.

Ahogue un grito.

—Gracias por esto, me has hecho sentir tan especial— le hablé con la voz entrecortada. —También te quiero.

Estaba a punto de llorar por la dicha que tenía, jamás en la maldita vida pude imaginar algo así. Si alguien me hubiera dicho que mi mayor ídolo me felicitaría en mi cumpleaños me hubiera reído en su cara diciéndole loco, este ha sido mi mejor regalo ya no necesito nada más.
Me sentí como la chica más afortunada en todo el puto mundo, quería gritarles a todos mi alegría. Terminamos la llamada y le entregue el “reloj” a Lucía y ella volvió a resguardarlo en su bolso, y yo no dejaba de sonreír.

—¿Te quiero? —Dijo ella entrecerrando los ojos y sonriendo. —¿Ha pasado algo que no sé?

Negué.

—No paso nada, solo le dije “te quiero” porque lo aprecio demasiado, como lo hago contigo, con André, con Sofía y Demián, con mis padres y la abuela— respondí abrazándola y caminando para volver adentro.

Regresamos y me senté tomando un vaso con agua.

—¿Quién te ha hecho tan feliz?—preguntó Demián posándose a mi lado.
—Quien menos imaginas— Respondí sonriendo de oreja a oreja.

Nada y nadie lograría quitarme la felicidad que sentía esta noche.

Al día siguiente:
Febrero 11, 2023.

Pasaba del medio día, no quería salir de la cama pero tenía que levantarme y tomar una ducha. Es fin de semana y hoy tenía una cita con la arquitecta, hoy me entregaría la casa de campo terminada, salí del baño y desenrede mi cabello dejándolo suelto.
Entre en la habitación de Lucía y ella aún dormía plácidamente, interrumpí su descanso agitando su cuerpo obligándola a despertar, ella me miró mal y froto sus ojos bostezando; le devolví la mirada diciéndole que se apresurara para salir.
Baje por una taza de café y me encontré con mis padres tomando el desayuno y al momento se nos unieron André, Lucía y Elena, había olvidado como se sentía tomar un desayuno juntos y quería esto todas las mañanas pero no siempre tenemos lo que deseamos.

Terminamos y estábamos por irnos pero Beatrice nos detuvo poniendo sobre la mesa revistas y periódicos con las notas de la noche anterior, fotografías y pequeñas entrevistas estaban en algunas páginas, leí con detenimiento y por lo que estaba escrito supuse que dimos una buena impresión a los invitados.

—¿Qué piensas hacer con las primeras ganancias? —Me preguntó Elena apretando mi mano.
Sonreí, recordando la idea que tenía en mi cabeza desde hace tiempo.
—Planeo crear una fundación para brindar ayuda a quien sea que lo necesite— dije entusiasmada. —En especial a mujeres que hayan sido víctimas de cualquier tipo de violencia.

Todos tenían sus ojos en mí.

—Es una buena causa y serás recompensada por ello— me dijo Alejandro.
—Lo dudo pero eso no importa, tengo las posibilidades de ayudar y lo hare hasta donde más pueda— respondí.
—Cuenta con nosotros, te ayudare a equipar y buscar personal medico para dar las atenciones que se necesiten— habló Beatrice con emoción.

Aun no sabía cuando comenzaría con esto pero es un hecho que lo hare y me daré a la tarea de apresurarme.
Lucía y yo nos levantamos, solo avisando que regresaríamos por la tarde y André nos pidió regresar antes de las 6:00p.m. para hacer la despedida, él y Elena volverían a Verona esta noche.
Íbamos en carretera, ambas en silencio sólo escuchando música con el volumen bajo, me sentía tan tranquila y despreocupada pero al mismo tiempo ansiosa por ver el resultado de la casa.

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