On The Line

Capítulo 77 / Parte II.

Rebecca:

La labia de Dante casi me hace caer, el maldito casi me convence pero sé bien como es, esto solo es un cambio de actitud pasajero y después volverá a lo mismo, no creo en toda la basura que sale de sus labios.

<<¿Que le hace creer que el tirarmelo me haría quedarme a su lado?>>

<<¿Me gustó el sexo con él? Tal vez, pero fue solo eso nada en especial>>

Pero por supuesto que no soy estúpida como el piensa, y debo darle la razón para mantenerlo tranquilo y ahorrar tiempo, tengo que hacer que se confíe para después atacar en un solo movimiento.

Después de estar por la ciudad, volvimos casi anocheciendo. Gabriel estaba tan emocionado por probar lo que había comprado y me hizo ir con él para jugar una partida, Dante nos había dejado solos y eso me hacía relajarme, el tenerlo todo el tiempo sobre mi me irrita.
Al terminar la partida miré el reloj de Gabriel que ya marcaba 8:30 p.m. las horas se habían ido y ni siquiera me di cuenta. Era hora de que Gabriel fuera a dormir, así que le ordené ponerse la pijama y después le leí una historia, terminé y apagué la luz de su habitación cerrando su puerta.

Volví a mi recamara y limpié el maquillaje de mi piel, esas marcas estaban al descubierto y se miraban mal estaban enrojecidas y moradas, ojalá desaparezcan pronto.

Recordé que no hice la llamada a André, pero espero que mi pequeño plan ayude y el camarero haya cumplido con el gran favor que le pedí.

● ● ●

Flashback:

Dante me ha dejado un momento sola se ha ido al baño, Gabriel está distraído con la gran pecera que tienen en éste lugar. El restaurante es pequeño y afortunadamente está vacío lo que me hace poner en marcha mi idea.

Me he levantado para ir a la barra en donde está un camarero limpiando.

—Hola— Digo acercándome y haciendo que me mire. —¿Puedes ayudarme?

—¡Por supuesto! ¿Qué es lo que necesitas?— responde en un tono amable.

—Una servilleta y una pluma—

Él asiente y no tarda en darme lo que pedí.

Al salir de la casa de Dante, mantuve los ojos bien abiertos buscando el nombre de las avenidas y las repetí en silencio en mi cabeza, no podía olvidarlas porque ese sería mi pase a la libertad.

Di una mirada hacia donde se encontraban los sanitarios y por fortuna Dante aún no salía así que me apresuré a escribir el nombre de las avenidas, lo que había cerca de ahí, mi nombre y el número telefónico de la policía en Verona.

—¿Puedo pedirte algo más?— Le susurré al chico. —Es algo importante de ti podría depender mi futuro.

Su semblante cambió y me miró como si estuviera loca, no dijo nada así que solo hablé.

—Aquí esta el lugar donde me tienen retenida, mi hermano es policía en Italia ¿y has visto al hombre que viene conmigo? Bueno, él es muy peligroso y tienen que apresarlo— Hablé con mucha rapidez que no sé si el chico pudo entenderme. —Llama por favor a la policía, da toda la información que escribí y juró que te recompensarán muy bien—