Capítulo 22.

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Michael Jackson:

Septiembre,1984.

He perdido la cuenta de cuantos días han pasado desde que vi a la chica castaña, no sé que sucedió con respecto a su abuela he querido llamar pero en el último momento desisto. Quisiera saber como está, como se siente y si puedo ayudar en algo pero no quiero ser inoportuno, no tengo idea de nada y ella tampoco me da señales de vida.
Mientras tanto yo sigo en la gira con mis hermanos, solo tres meses para que esto termine ya no más “The Jackson’s” he decidido iniciar una carrera y giras como solista seré solo Michael Jackson ya no estoy dispuesto a seguir permitiendo que Joseph me siga controlando en la música, esto ya se acabó.

Septiembre 09, 1984.
Denver, Colorado.

Hemos seguido con los conciertos y por ahora estamos viajando por el país, la próxima semana iremos a Canadá para las fechas programadas.
Hoy quise quedarme en la habitación del hotel donde estamos hospedados, aun estoy exhausto por el concierto de anoche.

Desperté por la tarde y escuché a mi madre tocar a mi puerta, le pedí que entrará y ella venia con el “reloj” en su mano mientras la pequeña pantalla parpadeaba.
Entró y cerró la puerta con seguro me senté sobre la cama y ella hizo lo mismo poniendo el “reloj” en el espacio que quedaba entre los dos.

—Rebecca está llamando— dijo nerviosa. —No quise contestar, tenía miedo a ser descubierta—
—Calma, yo contestaré y nada malo pasará, nadie sabrá sobre esto— le dije a mi madre tomando su mano y sonriendo para tranquilizarla.

Ella asintió y contesté la llamada de Rebecca.

—¿Hola? —Le dijo mi madre.                —Rebecca, soy Katherine—
—¡Hola, creí que les había perdido la pista!—
—¿Qué? ¿Porqué, dices eso?— pregunté.
—Volví a California ayer por la noche, llame y nadie contestó y esta mañana me pare frente a tu casa y estaba vacía.
—Es porque viajamos a Colorado por los conciertos. No tenia idea que vendrías, ni siquiera llamaste así que no sabia que me buscarías—
—Ya no importa, ahora necesito verlos viajaré a Denver solo dame el nombre del hotel— Le dije lo que pidió el nombre y número de habitación en donde me estaba hospedando. —Los veré mañana por la mañana.

Ella corto la llamada y me quedé mirando a mi madre ambos con extrañeza, su llamada era distinta a las demás ella hablaba con rapidez y parecía querer terminar no era como las veces anteriores en donde se le escuchaba una voz serena.

—Dime cuando ella este aquí, quiero verla y saber como está— me dijo mi madre y asentí.

Volví a recostarme encendiendo el televisor pero pensando en si algo malo había sucedido, ella nunca nos visita sin avisar siempre dice con días de anticipación que volverá pero esta vez no. Quise llamar otra vez por la noche antes de dormir pero las llamadas no conectaban era como si uno de los relojes estuviera apagado, no insistí más e intenté dormir.

Al día siguiente:

Escuche que alguien golpeó en la puerta, me levante y camine a ella abriendo y mirando a Rebecca en el pasillo, no parecía ella con esas gafas oscuras y la ropa amplia que escondía su figura.
Le sonreí y ella hizo lo mismo pero esta vez su sonrisa no era tan amplia como siempre, la hice pasar y me senté junto a ella en el sofá que estaba en medio de la habitación.

—¿Ella partió?— pregunté refiriéndome a su abuela.

Asintió sin decir nada sólo moviendo su cabeza de arriba abajo.

No sé que decir en estas situaciones así que solo la abracé y besé su cabello despeinado.
Ella se veía desanimada con el rostro sin maquillaje y ojeras marcadas de bajo de sus ojos, nunca imagine verla así pero absolutamente todos tenemos problemas y situaciones que van más allá de nuestro control y a veces es imposible lidiar solos, es cómo si alguien destruyera tu mundo en pestañeo.

Ella me hablaba sobre cómo sucedió todo, sobre su despedida tan emotiva y yo solo la escuchaba sin decir nada, no hice otra cosa más que apretar su mano y mirar sus ojos irritados que amenazaban con llorar. Terminó de hablar y limpio sus ojos pasando la yema de sus dedos por encima.
El día estaba un poco nublado y hacía frío así que serví una taza de té para cada uno y ella intentaba mostrase bien mientras me preguntaba como iba la gira y respondí a todo lo que preguntaba.

—¿Viniste sola esta vez? —dije dando un sorbo a mi taza.
—Sí— respondió dejando la taza vacía sobre la pequeña mesa. —Y no voy a volver en uno o dos años—

La miré desconcertado.
<<Esto tenía que ser una broma>>

—¿Estas jugando, no es así?— Dije y ella negó. —¿Porqué te irás?

Ella suspiró como si tuviera una gran carga.

—Están ocurriendo algunas situaciones en mi época, todo está en peligro y debo solucionarlo antes que se ponga peor— me dijo con voz cansada. —Dije que tu irías conmigo pero no ahora, no puedo ponerte en peligro.

—¿Qué situaciones? ¿Qué tipo de peligro?
—Alguien me tiene bajo investigación, me tiene vigilada todos los días y a toda hora. La otra noche pude esconderme para venir aquí pero debo volver lo más pronto posible—

Fruncí el ceño, me es difícil creer que alguien se haya dado cuenta de esto.

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