Capítulo 74.

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Rebecca:

Diciembre, 2028.

Tengo la esperanza de que mis cartas lleguen a prisa, espero que no tarden en leerlas porque no sé si aguantaré un poco más estar encerrada, no creo seguír aguantando al maldito que tengo a mi lado.

—Tengo una buena sorpresa para ti— dijo Dante poniendo su mano sobre mi muslo y lo sentí apretarlo.

Lo miré con desagrado y quité su mano de mi cuerpo.

—Y cuando estemos en Cadiz, te mantendrás encerrada, no saldrás si no es conmigo y tienes prohibido hacerte amiga de los vecinos— advirtió.
—¿Estás escuchándome?—

—¡Sí, lo hago!—

—Y una última cosa y la más importante de todas— lo miré esperando a que soltara su estupidez. —Vas a retirar tus acusaciones en mi contra a nivel público, y nos casaremos en secreto en un mes—

Abrí los ojos.

¡Este era el límite!

¡Definitivamente él perdió el sentido!

—No lo haré, no voy a cambiar mis declaraciones— Contesté con firmeza. —¡Y no voy a casarme contigo! ¡No pudes obligarme a eso!—

—¿Eres estúpida?— rió. —No era una pregunta, ¡es una puta orden! ¿Quieres que te recuerde lo que puede pasar si no me obedeces?—

Estaba harta de tenerle miedo, de aparentar ser fuerte y estar muriendo de terror por dentro por solo imaginar lo que haría si no le obedecía.

Todavía tengo muy presentes sus amenazas, un accidente a Lucía, torturas y secuestro a mis padres o la desaparición de Ángelo.

Y no podía permitir que eso sucediera, no soy una egoísta para pensar solo en mi bienestar a cambio del sufrimiento de otros, simplemente no puedo.

—El negarte no es una opción para ti—
Volvió a hablar y al mirar por la ventanilla me percaté que habíamos llegado al hangar.

Me había sumergido tanto en la discusión y en mis pensamientos que perdí por un momento la realidad.

—Baja ya, y deja de hacerme perder el tiempo— dijo y bajé del auto dando un azotón a la puerta.

Lo vi salir del auto y caminó a mi tomándome de la mano, para después jalar de mi brazo haciendo que caminara.

Estábamos frente al enorme Jet y me parecía una exageración todo esto solo para un viaje de dos personas, pero claro él está siendo buscado y no podemos tomar un vuelo comercial.

Me hizo subir primero, podía sentir su mirada detrás de mí y no pude evitar sentirme incomoda.

Al estar en el avión me senté cerca de la ventanilla y Dante frente a mí.

—¿Lista para tu sorpresa?— preguntó. —Aunque realmente no lo mereces—

Lo miré en silencio.

<<Puedes entrar ya>>
lo escuché decir.

Me quedé en mi asiento escuchando pasos pequeños y sin más sentí unas manos pequeñas y calidas sobre mis ojos, alguien me atrapó por detrás. Coloqué mis manos sobre las que cubrían mis ojos y sonreí sin pensar.

—¿Me recuerdas?— dijo con voz suave.

Sentí mi garganta quebrarse y mis ojos ardieron aún estando cubiertos.

—¿Gabriel?— dije con la voz entrecortada.

—Sí, aquí estoy— Contestó sonriendo y plantandose frente a mí.

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