Capítulo 53.

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Agosto 27, 2024.

Han pasado demasiados días desde lo ocurrido, días en los que no logro dormir, tengo pesadillas, a cada momento tengo la viva imagen del tipo desangrándose y Dante lanzándole disparos. He notado como mi cabello se cae en la regadera, mis ojos cansados, parece que alguien o algo quisiera verme caer, no entiendo como han sucedido tantas cosas malas en tan poco tiempo y ni siquiera puedo pedir ayuda. ¡Quiero escapar, quiero irme! Quiero olvidar y que me olviden así sea por un momento.

Tengo demasiadas preguntas pero la que se ha apoderado de mi es ¿Qué tiene que ver Alicia con Dante?
Al principio creí que solo eran suposiciones pero ahora nada de eso, esos dos estaban en complicidad. Alicia le estaba viendo la cara a Demián, no sentía pena por él esto solo era un poco de su karma.
¿Dante tenía algún sentimiento por Alicia? ¿La quería aunque sea un poco? ¿O que otra explicación habría para que él la protegiera?
Mi cuerpo estaba sentado en el sofá de la oficina pero mi mente vagaba, no podía estar tranquila, me concentré tanto en mi respiración que un toque en mi hombro me sobresaltó. Volteé sorprendida encontrándome con una sonrisa casi siniestra en el rostro de Dante, me levante y di pasos hacia atrás para estar lejos de él, aunque intentaba ocultarlo e intentar parecer valiente él me provocaba demasiado miedo.

—¿Qué pasa? ¿Te has visto en un espejo?— Me cuestionó burlesco.
—Esas ojeras debajo de tus ojos te hacen lucir horrible, pareces estar muriendo—

—¿Y cómo tendría que estar después de presenciar algo tan horrible como es la muerte?— Hablé frunciendo las cejas.

Dante sonrió de lado.

—La muerte no es horrible, es liberadora y tu misma lo has comprobado— respondió caminando lento a mi. —Si yo no disparo ahora tu madre estaría llorando por ti—

Pensándolo bien él tenía razón, era el desconocido o yo.
Definitivamente no quiero morir todavía, aún he terminado lo que empecé.

—¿Qué relación tienes con Alicia?— Solté sin más?

—Controla tus celos, no tengo nada con ella— soltó una risita.

Imbécil. ¿Parece que bromee?

—¿Porqué la proteges?

—¿Proteger a esa perra después de que quiso matarte? No es protección es mantenerme seguro—

Dante me confirmó que Alicia sabe demasiado, ella pudiese ser de gran ayuda para encerrarlo de una vez pero estaba segura que no hablaría por nada, ella buscaría un beneficio y por supuesto que no se lo daría, ella no merece nada.

—¿Cómo fue que llegaste tan rápido al lugar, cómo sabías que estaba ahí?

—Me di a la tarea de seguirte a la distancia, y te salvé la vida— Dijo mirándome a los ojos como esperando algo.

Estaba poniéndome nerviosa.

—Gracias por no dejar que muriera, es lo que deseabas escuchar ahí lo
tienes— Jamás me imaginé haciendo esto.

Negó acercándose mucho más.

—No yo no quiero simples palabras, tu sabes bien lo que anhelo y estoy esperando que me des todo de ti— murmuró. —Es lo mínimo que puedes hacer a cambio de todo lo que yo he hecho por ti—

Dante era un tipo peligroso en todos los sentidos, él poseía un talento para la manipulación, sabía como hacerlo y que decir, tenías que mantenerte fuerte para no caer.

Me aleje de él cuando quiso acercar sus labios.
<<¿Qué estaba haciendo?>> El recuerdo de Michael llegó a mi y me sentí tan mal, sentía como si estuviera traicionándole.

—Tendría que volver a nacer para estar a tu lado, olvida esa estupidez— alegué.

—Pronto— Replicó con voz hostil.
—Pronto vendrás a mi y ya no querrás irte porque yo tengo algo que amas y que jamás tendrás a menos que te quedes a mi lado—

Salió dejándome con mis pensamientos.

Sus palabras retumbaban en mi cerebro. Todo parecía cobrar sentido, las palabras de Mariana: "Alto, ojos verdes y cabello claro"
Algo o más bien alguien que amo y que él tiene.
¡Dante tenía a Gabriel! ¡Él pagó por el pequeño! ¡Fue él quien manipuló todo a su favor!

Salí de mi oficina enfurecida y corrí por los pasillos buscándolo, al no encontrarlo pregunté con una recepcionista que notó cuando entró en el baño.
Caminé hacia el baño de caballeros y entré sin importarme quien estuviera ahí encontrándome con Dante inclinado en la barra de los lavabos terminando de inhalar ese maldito polvo blanco.

                             Parte II.

Dante Blake:

Me sentía ansioso, necesitaba el polvo de la felicidad, no aguanté mis ganas de probarlo una vez más así que aproveché que el baño estaba solo pero de un momento a otro fui interrumpido por Rebecca que sin más entró mirándome con repudio.
La miré y luego miré mi reflejo limpiando los residuos de mi nariz.

—¡Lo quiero de vuelta!— Reclamó furiosa. —¡Eres un peligro para él!—

Sabía a que se refería, era un poco estúpida pero sabía armar las pistas.

—¿De vuelta? Él nunca fue tuyo— contesté con burla. —¿Y cómo estás tan segura que no cuido de él? Gabriel está en su mejor vida—

—¿Cómo cuidas de él si te la pasas inhalando esa mierda?

—Estoy siendo un buen padre con él y cuando quieras te lo puedo
demostrar—.

No mentí, era cierto. Gabriel tenía toda mi atención y el poco afecto que sentía cuando tenía tiempo libre.

—¡Mentira!— Gritó planteándose frente a mi. —¡Quiero que él vuelva! ¡Yo seré la madre que necesita!—

Rebecca me hartaba, sus gritos me reventaban la cabeza.

Tomé sus muñecas juntándolas y la empujé contra la pared, acorralandola y evitando que escapara.

—No voy a traerlo de vuelta porque él es mío, y si deseas convertirte en su madre ya sabes lo que tienes que
hacer— Miraba el miedo en sus ojos cansados, me sentía en éxtasis el polvo estaba haciendo su trabajo. —Él también te extraña, le he mostrado una de tus fotografías y siempre repite tu nombre—

<<Él te necesita>> Le susurré en el oído.
Esto funcionaba de a poco, la respiración de Rebecca se calmaba y parecía pensar en el pequeño.
Estaba convenciendola o al menos eso me hizo creer.

—¡Voy a recuperarlo! ¡Y tu pronto estarás lejos y encerrado en una
celda!—

Esta vez se escuchó decidida, su voz parecía demasiado segura.

Solté mi agarre y ella se liberó de inmediato saliendo de prisa.

Mi hora de partir había llegado.

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