Capítulo 32.

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Michael Jackson:

Me sentí en algún tipo de
paraíso cuando me besó, no me pude resistir a tener sus suaves labios sobre los míos.
Nuestro primer beso, un beso bajo las gotas de lluvia, un beso tan ansiado pero al mismo tiempo tan delicado, es algo que quedará marcado en mi memoria y un recuerdo que estoy seguro atesorare por y para siempre.

Rebecca tomó la iniciativa pero se separo de mi después de unos cortos segundos, noté el rubor natural de sus mejillas mientras se disculpaba por besarme y no tenía porque hacerlo yo lo deseaba tanto como ella solo que nunca lo había expresado; no dije nada y solo volví a juntar nuestros labios esta vez haciendo que durara un poco más mientras apretaba con mis manos a cada lado sus caderas y ella volvió a corresponderme, podía sentir su calidez y amor en el movimiento de sus labios.

Mire sus ojos y puedo jurar que tenían un brillo especial, nos miramos sonriendo y nos fundimos en un abrazo mientras la lluvia paraba de a poco, ninguno quería soltarse y yo solo apretaba con más fuerza, no quería dejarla ir todavía.

-¿Qué pasará después de esto?- Me preguntó recostando su cabeza en mi hombro.
-No lo sé, yo solo quiero estar junto a ti- respondí sin soltar mi agarre. -Te quiero conmigo.

Rebecca tomó mi rostro entre sus manos y lo llenó de besos por todos lados, me gustaba que fuera tan cariñosa y que ya no tuviera miedo de dejar salir lo que sentía, me gustaba verla segura, me gustaba que me diera su cariño.

-Deberíamos regresar adentro, te daré un poco de té caliente- dijo jalando de mis dedos.

La seguí y cogí una toalla para secar mi cabello, minutos después tenía una taza de té con canela frente a mi y mientras bebía mis pensamientos se ocupaban de imaginar lo que sucedería después de esto y miles de preguntas pasaban por mi mente.

<<¿Esto está bien?>>
<<¿Funcionará?>>
<<¿Estoy creando falsas ilusiones?>> <<¿Debemos terminar con esto antes que siquiera comience?>>

Los dos nos habíamos quedado en completo silencio cada uno absorbido por su propia mente, hasta que Lucía llegó con la cena dentro de una bolsa de plástico.

La chica pasaba su mirada de Rebecca hacia mi, mientras hacía una expresión de picardía.

-¿Me he perdido de algo?- Nos dijo y mire a Rebecca. -Si es así quiero saberlo todo.

-¡Nada! ¡No ha pasado nada!- le respondió Rebecca de inmediato.

La pelirroja no le creyó en lo absoluto y ahora Rebecca ya no parecía tan segura.

-¿Tu si me dirás que sucedió?- preguntó mirándome con los ojos entrecerrados y sonriendo de lado.

-Solo le mostré una nueva canción y estábamos terminando con el té- respondí levantando la taza.

-Y... ¿A que se debe la tinta de labial en la comisura de tus labios?- Dijo señalándome mientras sonreía, abrí los ojos e intenté quitar la marca con una servilleta de papel. -Está bien si no quieren decírmelo creo que yo tampoco quiero saberlo-.

Tomamos la cena hablando de cualquier cosa y rogando porque Lucía ya no hiciera más preguntas.
Después de terminar volví a mi habitación y empaque el poco equipaje que había traído, mañana volveríamos a la ciudad y no quería olvidar nada ya que no sabía cuando volvería a la casa de campo.
La puerta estaba entreabierta y escuche un golpecito, me acerqué y Rebecca estaba recargada sobre el marco de la puerta.

-Solo quería decirte dulces sueños- me dijo sonriendo. -Te veré mañana.

-¿Solo eso?- pregunté levantando las cejas y ella asintió.

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