Capítulo 28.

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Michael Jackson:


Octubre, 2023.

Es de mañana y he llamado a mi madre para decirle que estoy bien y lo amables y atentos que todos han sido conmigo en esta casa.


Terminé con la llamada y me di una ducha, arreglé mi atuendo y mi cabello frente al espejo y salí al pasillo pasándome en la puerta de la castaña esperando a que atendiera mi llamado, esperé y no tuve respuesta alguna di la vuelta para volver a mi habitación y me encontré con una Lucía despeinada y en pijama aún.

-Parece que todos han madrugado menos yo- me dijo con una risita y asentí con la cabeza. -¿Buscabas a mi hermana?


-Sí, pero parece que no está- le dije y ella frunció el ceño.


-Ven vayamos a su habitación- dijo y la seguí, ella giro la perilla y abrió la puerta dejándome entrar y ese aroma a lavanda que tanto me fascinaba de nuevo me atrapó, me gustaba el aroma de su perfume.

Mire la habitación, sus paredes en color lila decoradas con fotografías de ella en su adolescencia con amigos, con Sofía, Lucía, Demián y un chico rubio y de ojos azules.

-Ella a veces suele desparecer. ¿No tienes hambre? Porque yo sí- volvió a hablar la pelirroja distrayéndome.


-Ahora que lo mencionas sí, mi estómago está pidiendo comida.


-Entonces ven conmigo-

La seguí y me hizo bajar las escaleras llevándome a la cocina en donde estaba su madre y su padre, mientras Rebecca tomaba una taza de café.

Caminé y me senté junto a ella sonriéndole.

-Te he buscado en tu habitación y no estabas ahí- le dije.


-Tengo casi una hora aquí abajo, no quise molestarte supuse que aún dormías- respondió mirándome a los ojos.

Hice lo mismo y puedo jurar que al mirar sus profundos ojos el tiempo se detiene sin importar nada.

Estaba casi embelesado mirándola hasta que el sonido de un plato con panqueques frente a mi me sacó de mi trance, Beatrice me había servido el desayuno y le agradecí con una sonrisa.

-¿Tienes planes para hoy?- Me preguntó Alejandro. -Podrían llevarte a dar un paseo por la ciudad-


-Podría ser pero Rebecca siempre dice que es peligroso si alguien sabe que estoy aquí-


-Sí, lo es pero nadie tiene porque enterarse-


-Podríamos salir en el auto con vidrios polarizados pero sin que bajes de el por supuesto- dijo Lucía.

Asentí mientras comía.

-Solo no demoren demasiado recuerden que tendremos una fiesta- nos habló Beatrice.

-Iré por las llaves, mientras terminas tu comida- me dijo Rebecca sonriendo y levantándose de su silla.

20 minutos después escuché un claxon y salí a la parte trasera de la casa acompañado por Lucía, mientras que Rebecca estaba dentro del auto en color negro tomando el volante.

-Suban en la parte trasera así nadie podrá reconocerte- dijo Rebecca y así lo hicimos.


-No entiendo porque debo esconderme se supone que en esta época yo ya no existo- dije abrochando el cinturón de seguridad.

-Sí y porque ya no existes...
¿Dime como le explicaría al mundo que tu estas vivo ahora?- Replicó volteando a mí y era algo a lo que yo no le daba importancia. -Imagina lo que eso desataría, los fans te querrían de vuelta sin importarles nada.

La chica de cierta forma tenía la razón y es que si el mundo se enterara que estoy aquí sería una situación incontrolable.

-Además aquí puedes estar un poco más relajado ya que nadie sabe de ti y no tendrás que lidiar con el acoso de la prensa, digamos que puedes tener días más normales- me dijo Lucía y me gustaba su perspectiva.

El auto arrancó y Rebecca lo llevaba suave mientras yo miraba las calles llenas de autos y personas caminando, algunas solas, otras demostrando amor abrazados o caminando tomados de la mano pero cada una consumida por sus propios pensamientos.

-Te daremos un pequeño tour por el centro de la ciudad, después se nos ocurrirá algo para que puedas caminar por la calle sin ningún problema- dijo Rebecca mientras de a poco aceleraba la velocidad del auto.

Me mostraron monumentos y edificios históricos mientras intentaban darme un resumen sobre cada cosa. Soltaba risitas porque ellas no lograban ponerse de acuerdo sobre lo que decían y solo se contradecían una a la otra.

Rebecca giro el volante dando vuelta en una esquina y a mis oídos llegó una suave melodía, pase mis ojos recorriendo el auto buscando de donde provenía y la pelirroja saco de su bolso el aparato plano con pantalla brillante; note que solo hizo un movimiento deslizando su pulgar y lo pego en su oreja como si de un teléfono se tratara.

Lucía no dejaba de hablar y mire con el ceño fruncido a Rebecca por el espejo retrovisor.

-Está en una llamada telefónica- me susurro la chica.

La pelirroja terminó y en seguida quise que resolvieran mis dudas.

-Todo mundo parece cargar con uno de esos y es como si los tuviera hipnotizados- dije mientras el auto aparcaba.

-Digamos que ahora es casi indispensable tener uno. Se llama Smartphone y con el las cosas son más fáciles- respondió la castaña girando la cabeza a mi. -Con el podemos hacer llamadas, mensajería instantánea, tenemos música sin cargar grabadoras, una cámara, calendario y hasta juegos de video-

De solo escuchar ya estaba fascinado y quería saber más y más.

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