Capítulo 69.

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Rebecca:

Noviembre, 2028.
Transilvania, Rumanía.

¡Estoy en donde siempre quise!

Me siento más aliviada, André se ha recuperado, Dante está siendo perseguido por la policía y yo estoy aquí existiendo y disfrutando de lo que siempre quise.

He conocido el castillo de Drácula, y es increíblemente fascinante, me hizo sentir como si hubiera estado viviendo en la época victoriana, me sentí como un verdadero vampiro, estos últimos días han sido geniales.

Bran es una ciudad muy bonita y muy tranquila también, te hace sentir como en un sueño, todo aquí es muy lindo y no quisiera irme nunca, quisiera quedarme para siempre y empezar una nueva vida.

Siempre cargo con mi cámara fotográfica y he capturado muchos lugares bellos y sobre todo los atardeceres, estoy tan obcesionada con ellos no puedo dejar de mirar y fotografiar.

Me he hospedado en un hotel rústico, hoy saldré por la noche e iré a un bar del que mucho se habla y que parece tener muy buena pinta. Creo que debo salir de mi cuarto de hotel, aunque me gusta y he aprendido a estar sola debo salir de aquí, supongo que tanta soledad a veces no es tan buena.

Me duche, encendí mi reproductor y bailé sola frente al espejo mientras maquillaba mi cara, me la estaba pasando genial yo sola. Movía mis caderas y miraba mi reflejo, sentí que esta noche me veía hermosa, me sentía segura, poderosa y fuerte, hoy tenía el autoestima por las nubes y me encantaba sentirme así, quería más noches y más días así.
Salí a las calles y mientras caminaba sentí algunas miradas sobre mi que me hicieron sentir fabulosa, tal vez era el sonido de mis tacones lo que llamaba la atención.

Entré en el bar con música suave, luces tenues y aroma a tabaco y alcohol, el lugar no estaba lleno pero tenía algunas mesas ocupadas, parejas comiéndose a besos, grupos de amigos o algunas personas bebiendo solas. Parecía ser un lugar tranquilo y muy ameno.

Me acerqué a la barra iluminada con luz roja, tenía los lugares vacíos así que tomé un lugar en el centro de todos y esperé a que el barman preguntara que tomaría.

—Una Coca-Cola con hielo por favor— dije cuando el chico de cabello cobrizo oscuro y barba del mismo tono se acercó detrás de la barra.

Había salido a un bar, con un lindo vestido y solo para tomar una Coca-Cola.

Me reí de mi en silencio.

Puede que sea tonto pero no bebería alcohol, eso se estaba convirtiendo en un problema para mi y llevaba tiempo sin una gota de el y quería seguir así.

—Coca-Cola con hielo para la chica extranjera— dijo el barman con su acento natal.

Sonreí.

—Gracias...— Contesté esperando que dijera su nombre.

—Velkan— dijo. —Mi nombre es Velkan y tu nombre ¿es?

—Rebecca— hablé sonriendo y extendiendo mi mano en forma de saludo. Él la tomó apretando suave.
—Tienes un lindo nombre, me gusta—

—Sí a mi también me gusta— Di un sorbo a mi vaso y Velkan volvió a hablar. —¿De dónde vienes? No es muy común ver chicas como tú por aquí—

—Soy mexicana.

—¡Ah latina! Las latinas son hermosas.

—Sí lo somos— Contesté orgullosa.

—Tienen un cuerpo de tentación, y parece que hipnotizan cuando bailan, son tan alegres, están llenas de vida—

Velkan hablaba con fascinación.

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