On The Line

Capítulo 102.

Michael Jackson:

Noviembre, 1995.

-¿Y cómo va todo?- pregunta la castaña.

-Mentiría si digo que todo está perfecto- digo dando algunos pasos.
-Pero todo va un poco mejor a comparación de meses atrás-

-¿Y qué hay de ti? ¿Haz dormido y te haz alimentado bien?

-Lo intento, sí.

-No es suficiente con intentarlo, tienes que cuidarte bastante, ¿o es que no quieres estar bien?

-Claro que quiero estar bien pero no me trates como un niño- reclamé sin dejar de caminar. -Sabes bien que a veces tengo insomnio y no quiero tomar demasiados medicamentos que me ayuden a conciliar el sueño-

-Sí ya lo sé, pero debe de haber alguna manera de que puedas descansar, ¿Haz intentado otra cosa? ¿Una taza de té por ejemplo?

-No y tampoco creo que una simple taza de té me ayude a dormir- reí.
-Pero ya no quiero hablar de eso, ¿podríamos pasar a otra cosa?-

-Sí, ¿de que otra cosa quieres
hablar?- respondió siguiéndome.

-De nada en específico, tal vez no necesitamos hablar y solo debemos quedarnos aquí caminando en completo silencio- la castaña asintió y puso sus manos detrás de su espalda.

Rebecca había vuelto a 1995 hace apenas una semana. Y fue una sorpresa ya que ni siquiera Carlos lo sabía solo un día que estábamos por ir al estudio de grabación en el auto la vi aparcada un par de calles atrás. Cuando la vi por la ventanilla creí que había sido una confusión mía pero no porque el chico también la había visto y de inmediato estacionó para ir a saludarla.

Recuerdo cuando la vi. Habíamos tocado en su ventanilla y ella estaba como ida solo miraba al frente detrás de unas gafas de sol y se dió un ligero susto cuando escuchó el ruido, creyó que alguien estaba intentando robarle.

Flasback:

La castaña luce inexpresiva, parece aburrida.

Al parecer ni siquiera se ha duchado está mañana, tiene el pijama puesto aún y el cabello desordenado, no tiene una gota de maquillaje, pero aún así ha sonreído al verme.

-¿Qué haces aquí?- pregunté recargándome en la ventanilla del copiloto de su auto.

-Nada, solo paseaba. Necesitaba olvidarme un rato de mi familia- se rió y enseguida bajó del auto. -¡Que bueno verlos chicos!- nos tomó a los dos por detrás del cuello como pudo.

-¿Coincidencia?- Preguntó.

-Supongo que sí- dije. -¿Qué ha pasado? No volviste a llamar y ahora estás aquí. ¿Todo está bien?- asintió.

-Bueno han sucedido varias cosas en estos dos últimos meses- nos hablaba de una manera apagada incluso me pareció triste.

-¿Terminaste con Demián?- Pregunté repentinamente esperando que me dijera que sí y ella entreabrió los labios alternando la mirada entre Carlos y yo.

Hizo silencio y luego no dejó de mirarme con las cejas fruncidas.

-¡No, no he terminado con él!- aclaró aguantando una carcajada.

-¿Entonces?- Ahora le preguntó Carlos.

Rebecca respiró fuerte y profundo como si algo le doliera y como si no supiera como decirlo.