Capítulo 89.

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Michael Jackson:

Septiembre, 2029.
Cd. México.

Madrugada otra vez, la misma vieja casa otra vez, al parecer en esta no ha cambiado nada o la poca luz no me deja ver a simple vista.

-¿Qué hora es?- le pregunto a Carlos después de la sacudida.

-Según en reloj, 3:40a.m.- responde. -Y es domingo-

Desabrocho mi cinturón de seguridad y abro la compuerta, bajando de la máquina. El mismo jardín grande, pero vacío incluso parece estar muerto.

-¿En dónde están?- vuelvo a preguntar. -Dijiste que las hermanas habían vuelto-

-Sí y aquí viene mi chica- me dice Carlos señalando con una sonrisa en su cara.

Doy la vuelta y sí es Lucía la que está en pijama corriendo a él. Ella se cuelga de él dando besos por toda su cara mientras que yo solo observo.

Se separan y ahora me mira levantando la mano a modo de saludo, igual no deja de sonreírme, hago lo mismo.

-Creí que esto estaba vacío- le digo a la chica.

-Eso parece por fuera pero es porque nadie se ha hecho cargo del jardín, casi un año-

Carlos quizo bajar el equipaje pero le pedí hacerlo después.

-¿Tienen hambre? Porque tengo mini pizzas congeladas- nos dice Lucía llevándonos dentro de la casa.

Asiento y Carlos también.

Realmente no siento que mi estómago esté vacío pero igual comeré una.

Me siento en la barra, mientras Lucía espera a que el horno suene. Estoy muy nervioso, y mis dedos no dejan de moverse es como si lo hicieran por sí solos.

<<Insistías en verla, es lo que querías, ¿no es así? Así que relájate>>

Me digo internamente.

-Sí estás preguntándote en donde está- habla Lucía poniendo un plato al frente mío. -Lamento decir que no vendrá-

Ella me leyó los pensamientos y me dió la respuesta sin que yo se lo preguntará.

-¿Porqué? ¿Volvió a irse del país? ¿Está de viaje con su novio?- digo de mala gana anhelando que me diga que no es nada de lo que imagino.

-No- responde y me siento un poco aliviado. -Solo fue a una boda con Demián y dijo que hoy no volvería- pude sentir una punzada en mi pecho, no dije nada pero estoy seguro que mi cara lo dijo todo.

Corté una rebanada de la pizza, y di un bocado.

Me desagradaba saber que estaba con él pero yo no podía ni debía hacer nada, yo ya no tengo porqué.

-Pero mantente tranquilo que ya le he dicho que estabas aquí- me sonríe.

-¿Y que ha dicho? ¿Se puso feliz?- la curiosidad me gana.

-No lo sé, accidentalmente la llamada se cortó y ya no volvió a llamar, yo lo hice pero su teléfono estaba apagado-

Algo me decía que la llamada no se cortó por si sola y miles de teorías llegaron a mí cabeza abordándome.

Quise ya no pensar más en eso y me concentré en comer.

-¿Y que te ha traído aquí, tan repentinamente?- pregunta la chica.

-Solo me quise tomar unas vacaciones, ser yo en 1995 me abruma, necesito escapar aquí en donde nadie sabe de mí-

-Sí, a mi me gusta ir a tu época porque es como si fuera alguien más, nadie me conoce y puedo hacer amigos jóvenes pero mucho más viejos que yo al mismo tiempo-

Hago una mueca de indignación y me rió al mismo tiempo.

-¿Me ha dicho viejo?- me refiero a Carlos y él ríe también.

-Al parecer sí- responde y la chica me mira negando.

-No, no quise decir eso- dice entre balbuceos. -Tu te vez genial a tus 37 años, te vez incluso mejor que los chicos de mi edad-.

Y Carlos la mira con seriedad.

-Estoy aquí y soy tu novio, ¿lo olvidas?-
Reprocha y ella lo mira bufando.

-¡Por dios, sabes que yo nunca tendría nada con Michael!- dice y me mira enseguida. -No te ofendas, eres muy guapo y una persona excepcional, pero no me atraes, además como podría gustarme el chico que tanto enamoró a mi hermana. Eso seria traición-

Ruedo los ojos, y me parece graciosa la forma en que ella sola se confunde.

-Descuida que tu tampoco me gustas- bromeó. -Tu eres como otra hermana para mí-

-¡Ahí lo tienes!- le dice la chica a mi guardia mientras se acerca para rodearme con sus brazos

Sin darme cuenta mi pizza se terminó, y estaba lleno así que tal vez dormiría un poco o podría esperar al amanecer.

Estuvimos hablando los tres, por más tiempo y sí el sol estaba asomándose.

-Vamos- dice Lucía levantándose. -Voy a llevarte a tu vieja habitación-

La seguí y al estar en el pasillo y pasar a un lado de la puerta de la castaña sentí la necesidad de ir y abrirla, como si fuera a encontrarla.

La habitación estaba igual que hace unos años solo que ahora las sábanas eran distintas y también las cortinas en las ventanas.

-Ya sabes en donde está mi habitación, si necesitas algo solo di mi nombre- me dice la chica parada en la puerta. -Iré a dormir un rato más. Mañana quizás podamos salir los tres-

Asentí sonriendo.

Y la vi salir cerrando la puerta. Me quedé solo y di un suspiro, todo se sentía extraño porque ya nada era como antes y eso de alguna manera me hacía extrañar con demasiada nostalgia. Los recuerdos venían a mi, recuerdo cuando la castaña tocaba a mi puerta solo para desearme buenas noches, pero ya no más.

Me puse una pijama y me recosté en la cama intentando dormir pero no podía hacerlo, me sentía cansado pero mis ojos no se cerraban así que me levanté y coloqué una silla frente a la ventana y me quedé ahí solo observando a la nada, escuchaba algunos pájaros trinar pero eran interrumpidos por el sonido del tráfico en la calle.

Estaba aburrriendome, Lucía y Carlos aún dormían así que no tenía con quién hablar por ahora. Salí de la habitación y otra vez estaba frente a la de la castaña, me quedé fijo y la tentación de entrar pudo conmigo, tomé la perilla y entré.
Su agradable aroma a lavanda ya no estaba aquí, era como si su esencia se hubiera ido con ella, Rebecca se llevó todo cuando se fue incluyendo a mi pobre corazón.

Pasé la mirada por todos lados y las fotografías de ambos que decoraban su pared habían desaparecido era como si lo que tuvimos jamás hubiera existido.
Habían demasiados pensamientos en mi cabeza dando vueltas, me hacía preguntarme si es que ya no me extrañaba.

<<Tu haz hecho una nueva vida sin ella, es justo que ella también, y en esas vidas ninguno de los dos está invitado>>

Miré su escritorio y en el encontré una nota que tenía escrito:

"Déjame amarte en todas y cada una de las vidas existentes y por existir. Se mía en todos los universos posibles.
Con amor para mi mami chula, Demián tu guapo pelinegro"

Logré entender un poco lo que esa nota decía, y sentí como me arrancaron el corazón. ¿Cómo era posible que en solo meses ya la amara?
Pero me olvidé por un momento que lleva haciéndolo por años sin ser correspondido.

Estaba celoso, y me odié por sentirme así. No debía, no era lo correcto, tenía que alegrarme por ella tal vez pero me es imposible, no puedo.

Debía cortar con esto desde la raíz, hablar con Rebecca ya no era opción era obligación, tenía que terminar con esto ahora.

Necesito escucharla decir que ya no me ama, solo así podría quedarme en paz pero con el corazón en dos una vez más y ahora sería definitivo.






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