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Mucho se ha visto del club, pero poco de su trabajo en el restaurante.

Era más tranquilo para él, no iba a negar que le gustaba, además de que era de medio tiempo.

Así como en el club, llegaba y salía a sus horas exactas, no era impuntual por ninguna razón, aunque... Ese día era diferente.

Era la segunda vez que llegaba tarde al trabajo, la primera fue hace meses atrás, ahora ésta era la segunda porque había dormido como un bebé abrazado a su peluche.

Supo que por llegar tarde no sería un día por completo calmado.

Primero, obtuvo un regaño de su gerente por la tardanza, estaba bien, él lo aceptaba pues debía tener responsabilidad.

Pero le enfureció que el mismo gerente le insinuara que no era su problema si había amanecido ebrio o en cama de otro hombre.

—¿Y cuál es el problema? Métete en tus propios asuntos, imbécil —esa fue su respuesta a la burla del gerente.

Tarde o temprano, sus compañeros de trabajo se enteraron de su segundo trabajo y fueron regando la voz por todo el restaurante.

A algunos les dió igual, otros casualmente habían aparecido en el club para saber si era verdad, y otros lo discriminaban y juzgaban sin siquiera saber.

Pero eso era algo que no le afectaba en lo más mínimo, su trabajo era ser el mesero por cierto tiempo al día e irse, no tenía porqué sentirse mal por lo que dijeran.

Era su vida, él sabía lo que hacía y lo que no, y eso es suficiente.

Empezó su turno con normalidad, atendiendo a sus primeros clientes del día, se trataba de dos mujeres que  entraron sonrientes, pidiendo su comida a BeomGyu.

Eran elegantes, jóvenes y con un tono agudo de voz que sería insoportable por más de treinta minutos.

BeomGyu hizo su trabajo, le dejó la anotación a los cocineros, estos empezando a preparar el pedido.

—Hola —saludó una voz femenina a un lado, BeomGyu volteó, saludando a la mujer. Solar, una mujer que trabajaba a tiempo completo en el restaurante y siempre lo saludaba y trataba con amabilidad.

Aún así, BeomGyu no hablaba mucho con ella ni agarraba confianza.

Los cocineros le dieron por la ventanilla los platos de sopa, junto a pasta con salsa al pesto con una decoración elegante, todo muy bien presentado.

Tomó la bandeja y la llevó a la mesa indicada.

—Que tengan buen provecho, señoritas. ¿Desean algo de tomar? —preguntó con amabilidad debido a que las mujeres antes le habían dicho que les dejara pensar por su bebida.

—¿Tienes bebidas alcohólicas? —preguntó una, las dos mujeres lo veían mucho, lo veían con atención, como si estuvieran tratando de averiguar si era alguien conocido.

—Lo más alcohólico que tenemos es vino a éstas horas —contestó con las manos en la espalda. Una de ellas hizo un gesto de sorpresa.

BeomGyu alzó la mirada cuando la puerta del local se abrió, sabiendo que no había nadie en la puerta para recibir.

TaeHyun.

El alfa entraba con la mirada en su teléfono, tomó asiento dos mesas más a la derecha de las mujeres aún con la mirada en el aparato.

—¡Eres tú! Tú eres el bailarín del club —exclamó la misma sintiéndose ganadora al descubrir la identidad del mesero que sólo se mantuvo de pié a esperar el pedido de las bebidas.

Twisted Strawberry || TaeGyuDonde viven las historias. Descúbrelo ahora