Twisted Strawberry || TaeGyu

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Maratón 2/?

Volver después de meses al ambiente del club no era algo de lo que alegrarse, tampoco era algo de lo cual sentirse bien.

Pero era inevitable sentirse familiarizado con el local.

—¡Pero miren quién está aquí! —chilló uno de los bailarines que pasaba por el pasillo, acercándose a BeomGyu que sólo le dió una media sonrisa, a modo de saludo— ¿Extrañabas esto? Ah, yo creo que sí...

—Puede ser —soltó una risa, caminando al lado del bailarín que estaba descalzo, fumando un porro, a BeomGyu le disgustó el aroma a marihuana.

—¿Quieres un poco? Para entrar en ambiente —ofreció, pero BeomGyu negó con la cabeza.

Los equipos que le habían dado no eran tan fáciles de descubrir, tenía un collar que cumplía como micrófono y cámara, uno de sus aretes tenía un rastreador GPS y parecía sencillo y algo que pudo haber hecho una sola persona.

Pero la vinculación de esos equipos estaba conectada a una camioneta blindada a un par de manzanas más, y además, también se registraba todo en la torre central, habían tardado unas horas en hacerlo.

—Necesito ver al jefe —murmuró, el otro señaló a la oficina, a unos metros de ellos.

—Está ahí, creo que vino con su perrita —comentó dejándolo sólo cuando su visión captó un hombre solitario, bebiendo en una esquina.

BeomGyu avanzó a la oficina, tocando la puerta y recibiendo el pase.

—Viniste preparado de una vez, que interesante, zorrita —se burló SooBin al verlo después de tanto tiempo, BeomGyu cerró a sus espaldas.

En el regazo de SooBin, había un omega, el omega del jefe.

YeonJun sólo lo observó fijamente, en silencio.

—¿Te ha ido bien?

—Si... —asintió, en voz baja, cruzando sus dedos para que el alfa no mencionara nada sobre TaeHyun y él.

—Uhm, sabes... Es muy conveniente que aparezcas ahora —comentó dejando una mano en el escritorio, la otra en la cintura del omega que sólo revisó su teléfono, sin importar la conversación.

—Siempre volvemos a dónde somos felices... ¿No? —preguntó, arqueando una ceja, SooBin rió.

—¿Eras feliz? —preguntó con burla, el omega suspiró.

—Me gusta bailar... Eso es todo...

—Bien, como te encanta bailar y te estoy dando la oportunidad, todo lo que recaudes será mío, no vas a sentir el olor de ese dinero —negó, BeomGyu sólo asintió— Sales en una hora, vete a los camerinos.

—¿Cuánto tiempo voy a bailar? —preguntó, retrocediendo para tomar la manilla de la puerta, SooBin se quedó un momento en silencio para recordar.

Con ese espectáculo de BeomGyu, SooBin había buscado lucrar lo más que pudiera, así que la noticia había corrido por todos lados, había hecho publicidad, así que ese día era un gran evento para todos aquellos que extrañaban los espectáculos del omega, clientes frecuentes, clientes que conocían muy bien a ese bailarín.

El club estaba lleno, desde horas atrás lo estaba, además de que BeomGyu haría un espectáculo había más bailarines, era algo especial.

—Deberías irte —comentó SooBin alzando la mirada al omega que lo observó, apagando su teléfono.