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Lunes. 8:00 AM.
















YeonJun bebió de una taza de café con los ojos cerrados, el silencio de la casa delatando que su hijo aún no despertaba, todos los juguetes estaban en orden, todo en un extremo silencio.

Solo podía oír lo que le decía la mujer al otro lado del teléfono.

Ha bajado diez kilos en estos dos meses, no ha estado comiendo y a pesar de las presiones de los guardias lo poco que come no es suficiente para un alfa de su porte. Se le realizaron exámenes médicos y se le diagnosticó anemia...

¿Ha ido a la rehabilitación?

Lo ha hecho bajo obligación de los guardias, para serle sincero, no sale de su celda a menos que lo lleven, señorito... Choi.

¿La institución que opciones tiene al respecto?

Fue remitido al departamento de psicología, pero no es un paciente muy colaborador a la hora de hablar, lo poco que dice es sobre usted. No está de más que usted venga y-...

No quiero relacionarme más.

Señorito, con todo respeto, sigue relacionándose. Ha llamado todo el tiempo para saber del recluso, y sinceramente a la institución no le compete la relación que puedan llegar a tener o su parentesco, pero lo reconocemos como una especie de tutor, y nuestro deber es velar por el bien de los reclusos dentro de estas paredes, estamos buscando la solución para su mejora, y si usted es ese factor, le pedimos esa colaboración como institución, dejando de lado su relación personal.

¿Puede... Darme unas horas?

Puede venir a cualquier hora, señorito —le avisó la mujer antes de agradecer su colaboración y colgar. YeonJun dejó sus manos en su cara, suspiró.

La salud de SooBin había empeorado considerablemente desde que no había ido más, había estado sabiendo de su estado en secreto, llamando directamente a la penitenciaria, pero al parecer debía volver.

—¿Hola? Si... No sé si me puedas cuidar a SeoJun unas horas... ¿Ah?... Ah, carajo... Será como... ¿Tres horas?... Bien... Gracias, adiós... —murmuró antes de colgar, se quedó mirando el techo un momento, la mujer que cuidaba a su hijo no podía ese día por emergencias personales.

Caminó a la habitación del pequeño, entró en silencio antes de asomarse en la cuna que aún era muy espaciosa, observó al niño que dormía abrazado a su peluche de apego, un conejo de orejas largas.

—Buenos días, hijito... —murmuró acariciando la mejilla enrojecida del niño cuando despertó poco a poco.

SeoJun se dió la vuelta con una sonrisita antes de levantarse, sosteniendo los barrotes, miró al omega con una sonrisita, los ojos achinados iguales a los de su padre.

¡Mami!

¡Qué sonrisa más linda, SeoJun! —exclamó el omega alzando al niño, le besó las mejillas con efusividad sacándole carcajadas al pequeño.

YeonJun abrazó a su hijo todo el camino a la sala de estar, dejándolo luego en su tapete de juegos para hacerle el desayuno. SeoJun de inmediato empezó a jugar.

—¿Hoy quieres salir conmigo, SeoJun?

¡Ti!

¿A dónde quieres ir?

¡Ti!

¿Y dónde queda eso, mi amor?

¡Ti, ti, ti!

Twisted Strawberry || TaeGyuDonde viven las historias. Descúbrelo ahora