Capítulo 23.

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Capítulo 23. Only a kiss.

Carlos me agarró por la cintura, como lo había hecho antes. Una parte de mí no quería separarse de él, pero la otra parte suplicaba que le diera una bofetada. ¡Maldita sea! ¿Por qué me hacía sentir... de esta manera? Odiaba que me hiciera sentir impotente.

-Bien. Escucha. No me creas si no quieres. Pero no he venido aquí para hablar de eso. Tu decisión... carece de importancia...

Me atrajó hacía sí, y yo no me resistí. Me dejó únicamente a unos centímetros de su rostro... pero nuestros labios apenas estaban separados. No sabía lo que realmente me apetecía en aquellos momentos. No sabía si quiera si le seguía odiando, depsués de lo que había pasado.

-O espera... si que me importa. ¿Serías capaz de besar a una persona en la que no confias? ¿Y si... tratara de hacerte algo? ¿Y si fuera... el enemigo? Pero, ¿y si no? ¿Te arriesgarías a averiguarlo?

Acercó su boca aún más a la mía, en un intento de tentarme. Ya no podía simplemente pensar... no era capaz de hacerlo. Solo pensaba en cómo me había sentido las otras veces que le había besado... ¿Por qué era tan díficil? Eve me había mentido ocultándome lo de Nate, y yo la había seguido creyendo. No había dado a Carlos una oportunidad de confianza. No estaba siendo justa, pero Carlos tampoco al hacerme elegir.

Si hubiera estado cuerda en aquellos instantes, le hubiera dado una bofetada y me hubiera alejado de él. Pero no lo estaba. No lo estaba desde la primera vez que había unido sus labios... con los míos. Habían cambiado muchas cosas desde ayer.

-Está en tu mano, Bianca, pero con todas las consecuencias.

Me apretó más contra él. Podía notar mi respiración sofocante, y su pulso acelerado. ¿Por qué tenía el pulso acelerado? Había besado a muchas chicas, pero, ¿entoncés? Si para él todo esto solo era un juego, no entendía el por qué de sus rápidos latidos.

Le miré a los ojos. Seguían tan color rayo de sol como el día anterior. Eran preciosos, tenía unos ojos preciosos. Luego baje mi vista hacia sus labios, los mismos que habían sido míos dos veces, y que los había dejado escapar. ¿Cuál era verdaderamente mi decisión?

Me tocó la espalda, como lo había hecho la última vez. No cabía duda de que era un manipulador. Eso lo debía de llevar en la sangre.

-¿Un demonio puede ser mejor que un ángel? ¿Quieres descubrirlo?

Mis labios se acercaron a los suyos, como un acto reflejo de sus palabras. Él pareció ver mi gesto, porque me agarró del cuello suavemente. Le besé. No más pensamientos, solo me abandoné. Mi cuerpo tenía el control, y no me arrepentía de nada.

Solo un paso.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora