Capítulo 65. And I don't wanna sleep alone.
Caminé hacía mi cuarto, sin detenerme. Aunque tuviera algo de hambre por no haber comido, probablemente ya se habría pasado la hora del comedor. Bueno, ya cenaría por la noche. Ahora tenía cosas más importantes en qué pensar. La pareja de Carlos, por ejemplo.
Me sorprendía realmente que me dejase decidir por él, pero me sentía más tranquila. Desde luego, no sabía a quién elegir, porque me parecía que gustaba a muchas chicas. Sin remedio. Y no conocía a ninguna con la que me llevara bien. No me valían ni Eve, ni Bonnie, ni Stacy, ni mi compañera... ¿A quién más conocía?
Subí las escaleras, casi tropezándome. Quizás ahora tenía un lío mayor del que había tenido incluso antes en mi cabeza. Todo lo que tenía que ver con Carlos, no hacia más que joderme la mente. No podía evitar en que otras chicas... pudieran tenerle. No podía pensar que besara... a alguien que no fuese yo. Joder, le quería.
Si lo pensaba bien; no quería ir el viernes a ninguna parte. Ni siquiera aunque solo fuera bajar las escaleras. Ni siquiera que fuese un baile, aunque siempre me hubiese gustado bailar. En serio, realmente prefería quedarme en el cuarto sin hacer nada, a tener que ir. Tener que verle con otra, daba igual quién fuera. O tener que ver a Eve, o a Daniel.
Crucé el pasillo, e intenté abrir la puerta de mi cuarto con la llave, pero no entraba. ¿Qué narices? Estaba en la tercera planta, y ese era mi cuarto. Con el numerito y todo. La puerta debería haberse podido abrir. Llamé dos veces, y miré las llaves; por si acaso se habían roto en algún sitio y por eso no entraban.
Suerte para mí, oí algo detrás de la puertañ. Oh, esta vez tendría que abrirme. Mi compañera estaba dentro. Y me daba igual lo muy mal que la cayese. Me debía una explicación; porque seguro que se las había ingeniado ella, para que yo no pudiese entrar. Seguí llamando a la puerta, cada vez más fuerte.
-Un segundo, un segundo.
Espera... Esa no era la voz de mi compañera de cuarto. ¿Quién estaba ahí dentro? Era la voz de una chica, pero igual no era ella. ¿Habría entrado alguien para...? A saber qué estaban haciendo dentro.
Sonó un ruido ahogado, y la puerta cedió; aunque yo no entrara directamente. Me había abierto una chica, menuda, y con los ojos saltones. Tenía el pelo castaño oscuro, y lo llevaba recogido en una trenza, húmedo. Solo tenía puesta una toalla alrededor del cuerpo.
-¿Quién eres?
Me miró, y sonrió. ¿Qué hacía esa chica en mi cuarto? Oh, no, ya tenía suficientes problemas como para añadir otro más. Fui a mi cama, y me senté, mirándola. No me atrevía a decirla que se fuera, quería explicaciones.
-¿Eres Bianca?
Asentí con la cabeza, y se sentó a mi lado. Su acento era francés, pero realmente fascinante. Parecía simpática, sino fuera por el hecho de que me seguía sin explicar qué narices hacía en mi cuarto. ¿Por qué me había preguntado mi nombre? Aún así, no era capaz de sentirme intimidada.
Se giró hacía mí, y me abrazó. Yo me quedé catatónica. ¿Qué...? Su comportamiento era de lo más extraño. Por muy francesa que fuera, no creía verdaderamente que en su cultura entraran en las casas de los demás, medio desnudos, a esperar a los que vivían allí, para luego darles un abrazo.
-Soy Marion... ¡tu nueva compañera de cuarto!
Espera, ¿qué? No. Eso no era cierto. Mi compañera de cuarto se llama Denise, y no era ni de lejos francesa. Tampoco pretendía ser simpática, si se me permitía decirlo. Y para nada sonaba tan risueña cuando me hablaba.
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Solo un paso.
Romantik¿Es cierto que solo hay un paso del amor al odio? Si es así, a Bianca no le resulta tan sencillo. Carlos es el chico popular, cínico, psicópata manipulador, maleducado; aunque tiene dos grandes virtudes bajo esa fachada: es leal, y tiene un coraz...